Perspectiva sobre la falta de responsabilidad de la organización internacional
Por Claudia Rodríguez Pérez
A pesar de la inacción habitual de la ONU ante las crisis que impactan a países como Haití, la República Dominicana continúa brindando apoyo de manera constante, a pesar de las dificultades y la falta de reconocimiento por parte de los haitianos.
En contraste, la ONU se desentiende de su responsabilidad, alegando que no tiene la capacidad de resolver los problemas de Haití ni de enviar ayuda efectiva, lavándose las manos como Poncio Pilato en tiempos críticos.
En un contexto de violencia, hambruna e inestabilidad en Haití, la presión de la ONU para convertir a la República Dominicana en un corredor humanitario resultaría en una intromisión indebida en nuestra soberanía y en la generación de nuevos problemas para el país.
Si se acepta esta propuesta, debe ser por motivos altruistas y solidarios, y no por presiones externas. La ONU, fundada en 1945, ha dejado mucho que desear en su papel de mantener la paz y brindar ayuda en crisis como la que afecta a Haití.
Es imperativo que la comunidad internacional y la ONU actúen de manera efectiva para prevenir un posible genocidio en Haití que podría tener repercusiones negativas en la región, evitando así situaciones extremas que perjudiquen a países como la República Dominicana.
¿Estaremos ante un posible escenario provocado para justificar acciones posteriores?