El visionario que marcó el rumbo del fútbol
Juan Manuel Sánchez, Berlín, (EFE).- La partida de Sven-Göran Eriksson a los 76 años dejó una huella imborrable en la historia del fútbol, siendo reconocido como un estratega visionario en los banquillos.
Desde temprana edad, Eriksson tomó el timón del Göteborg, un club sueco de renombre, donde logró éxitos significativos como dos copas nacionales y el primer título europeo con la Copa de la UEFA en 1982, venciendo al Hamburgo en la final.
A pesar de su paso por el Benfica y sus logros en Portugal, donde destacó en la liga y promocionó jóvenes talentos, la sombra de la maldición de Béla Guttmann impidió mayores triunfos.
La incursión de Eriksson en la Serie A italiana lo llevó a revitalizar al Roma, alcanzando la gloria en la Copa y compitiendo fuertemente en la liga contra el Juventus. Su influencia en la carrera de Carlo Ancelotti fue notable en esa etapa.
Tras su paso por Italia, Eriksson regresó al Benfica y posteriormente se aventuró en la Serie A nuevamente, destacando en equipos como el Fiorentina y el Lazio, donde construyó equipos competitivos y cosechó títulos.
El legado de Eriksson en Inglaterra fue significativo, logrando clasificar a la selección para eventos internacionales y enfrentando desafíos en torneos como la Eurocopa y el Mundial.
Su trayectoria posterior lo llevó a experiencias en diferentes equipos y países, donde dejó su marca antes de anunciar su batalla contra el cáncer. Un estratega que, a pesar de los obstáculos, nunca dejó de luchar por sus sueños en el mundo del fútbol. EFE
Una mirada más profunda al estratega
Más allá de sus éxitos en el fútbol, Sven-Göran Eriksson fue reconocido por su capacidad para identificar y desarrollar talentos emergentes, dejando una marca duradera en las carreras de numerosos jugadores jóvenes que tuvieron la oportunidad de trabajar bajo su dirección. Su legado como formador y líder en el campo trascendió fronteras y continúa siendo recordado por aquellos que tuvieron el privilegio de ser parte de sus equipos.