La tragedia sin precedentes en el litoral sur de la región
Escrito por Carlos Julio Féliz
La costa sur de la República Dominicana, desde Barahona hasta Pedernales, experimentó hace 58 años un desastre sin igual en la historia de los ciclones en esta área, cobrando un alto número de vidas, causando graves heridas y eliminando pueblos enteros.
En esta región, el huracán Inés, el cual alcanzó velocidad devastadora de más de 200 kilómetros por hora, transformó la apariencia de la zona de manera drástica, convirtiéndola de un lugar de escasez a un escenario de sufrimiento y desolación al arrasar la mayoría de los asentamientos desde Ojeda, en Paraíso, Barahona, hasta Oviedo, en Pedernales.
El impacto inimaginable de Inés en la región sur del país
Este fenómeno natural causó estragos en la agricultura y ganadería, destruyó la flora y fauna de las áreas que actualmente forman parte de los parques naturales Jaragua y Bahoruco, abarcando un territorio de dos mil kilómetros cuadrados entre Barahona, Pedernales e Independencia.
El huracán Inés, el octavo de la temporada de 1966, se originó como una onda tropical en África, evolucionando posteriormente a depresión en el Atlántico el 21 de septiembre. Su trayectoria hacia el oeste se aceleró, convirtiéndose en tormenta tropical en tan solo tres días.
El huracán Inés tuvo un impacto devastador en diversas regiones, provocando múltiples pérdidas en Guadalupe y dejando a diez mil personas sin hogar. Al avanzar por el Caribe con vientos intensos, se dirigió hacia las Antillas Mayores, incluyendo la isla de Santo Domingo.
El fenómeno climático pasó al sur de Puerto Rico sin causar daños significativos en esa área, pero en su camino afectó gravemente a la capital dominicana, causando destrozos en lugares como Boca Chica, el Malecón, Villa Duarte y otras zonas urbanas.
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El huracán Inés continuó su camino hacia el oeste con una velocidad de traslación de 16 kilómetros por hora, generando máxima alerta en la Península de Barahona, donde se esperaba su llegada para la mañana del día siguiente, manteniendo así a todos los organismos de emergencia en máxima alerta.
En la noche previa al impacto, las autoridades informaron que Inés tocaría tierra en Azua y continuaría su trayecto por Oviedo, en la provincia de Pedernales. Las lluvias se extendieron por toda la región, y se mantenía la advertencia de huracán desde la región Este hasta Pedernales, en el extremo suroeste.
La mayor preocupación recaía en la provincia de Pedernales, donde la falta de comunicaciones complicaba la alerta a la población, sin acceso a radios, teléfonos ni televisión.
El despiadado paso de Inés por la región sur
Al amanecer del siguiente día, el huracán Inés impactó en Los Cocos, en la frontera entre Barahona y Pedernales, dejando devastación en localidades como Enriquillo, Juancho y La Colonia. En la zona de Oviedo, la población sufrió numerosas pérdidas humanas y tuvo que refugiarse en el ayuntamiento, la única edificación de concreto en la zona.
La fuerza destructiva de Inés se dirigió hacia Cabo Rojo, afectando las instalaciones de la empresa Alcoa Exploration Company. A pesar de los daños a la infraestructura, no se reportaron víctimas mortales en esta zona.
El huracán causó estragos en Pedernales, demoliendo cientos de viviendas, dañando una moderna granja en la entrada de la ciudad, destrozando el Cine Doris y debilitando la fortaleza del Ejército, construida en piedra.
El panorama desolador tras la llegada de Inés
Tras la calma, las familias buscaron refugio en lugares como el Casino Libertad, la Parroquia Nuestra Señora de la Altagracia, el hospital Elio Fiallo, la Escuela Hernando Gorjón y otras edificaciones de concreto, las cuales resistieron en parte el embate del huracán. La dimensión de la destrucción también afectó barrios como Alcoa, construidos solo unos años antes.
Informe de la Fuerza Aérea alertaba que Pedernales quedó semidestruido, con las comunicaciones terrestres bloqueadas. Testimonios de pilotos y gerentes de empresas en la región describían un escenario desolador.
Los medios de comunicación daban cuenta de la magnitud de la tragedia, con reportes de personas fallecidas y una amplia cantidad de heridos en Pedernales y sus alrededores.
El legado de destrucción de Inés en su recorrido
El huracán Inés impactó severamente también en el sur de Haití, ocasionando pérdidas humanas en esa región. Luego de atravesar el canal del Viento, continuó su camino hacia Cuba, dirigiéndose finalmente hacia el centro de México antes de disiparse en el territorio azteca.
Como testimonio de su brutal paso, un sector en Pedernales fue nombrado en honor a este huracán que dejó una huella imborrable en la isla, aunque su nombre nunca figurará en futuras tormentas de la región.
La tragedia personal de un sobreviviente
El impacto del huracán Inés fue también vivido en carne propia por el autor de este relato, quien tenía ocho años al momento del desastre en su pueblo natal, Pedernales. Su familia perdió su hogar de madera y tuvo que refugiarse en viviendas vecinas que también resultaron afectadas. Tras vivir momentos de angustia, lograron encontrar amparo en una edificación de concreto.