Desafío en la región israelí-palestina
Reportes señalan que Israel empleó 85 bombas anti-búnker de gran calibre para destruir un complejo de edificaciones y acabar con la vida del líder del grupo Hizbolá, Hassan Nasralah. Un hecho que evoca eventos pasados de confrontación.
Ante la caída de Nasralah y del líder primordial de Hamás, Ismail Haniya, en un suceso en Teherán el pasado mes de julio, del cual Israel ha preferido guardar silencio, el primer ministro Benjamín Netanyahu ha impactado fuertemente a dos movimientos de resistencia palestina.
Desde tiempos remotos, la resistencia palestina ha plasmado una lucha por la supervivencia, arraigada en la historia más allá del 7 de octubre de 2023. Su origen se entrelaza con las ideas de Thedor Herzl y su movimiento sionista, así como con la disposición de Palestina ofrecida por los británicos al líder judío Lionel Walter Rothschild. De acuerdo con estudiosos israelíes como Shlomo Sand e Ilan Pappé, en Israel prevalece la noción de la erradicación del nativo, en referencia al pueblo palestino.
Actualmente, Israel ha transformado Gaza en un lugar desolado, con más de 42 mil cuerpos inertes, incluyendo a niños y ancianos, como consecuencia de sus acciones. Al tiempo que desplaza sus armas hacia el Líbano, luego de causar estragos y alteraciones a miles de individuos mediante el uso de tácticas intimidantes, tales como la detonación de dispositivos electrónicos en manos de los ciudadanos libaneses.
Mientras la violencia se incrementa en la zona, Irán toma postura y los aliados occidentales refuerzan el inventario militar de Israel. Esta situación plantea la incógnita sobre cuántas vidas palestinas más extinguirá Israel en busca de satisfacción. ¿Será que eliminando a miembros de Hamás y Hizbulá podrá aplacar la resistencia palestina? Parece evidente que se perfilan escenas de más derramamiento de sangre en el horizonte.