Equilibrando el recorte presupuestario con las promesas electorales

A solo días del inicio del nuevo término presidencial de Luis Abinader el 16 de agosto, se vislumbra un horizonte desafiante para el Partido Revolucionario Moderno (PRM). Este nuevo ciclo de gobierno, marcado por la necesidad de implementar reformas esenciales, promete ser uno de los más complicados para esta administración, cuyo principal objetivo será preservar la estabilidad y el orden social que caracterizan a la República Dominicana hasta el momento.

El escenario político actual demanda una transformación profunda y extensa de la nación. Históricamente, las administraciones anteriores han aplicado meros “parches”, implementando reformas superficiales que no solucionan los problemas de raíz. Ahora, bajo la presidencia de Abinader, se presenta la oportunidad de ejecutar cambios fundamentales y dolorosos, que son vitales para la supervivencia política de su partido y para garantizar la continuidad del progreso y bienestar en el país sin Abinader en la candidatura presidencial para el 2028. El desafío de estas reformas radica no solo en su diseño e implementación, sino también en la capacidad para sostener el poder y evitar un declive político.

La reciente campaña electoral ha sido testigo de la unión más grande entre partidos en la historia del país con el movimiento AvanzaRD, que trajo consigo un récord en compromisos políticos. Estos acuerdos, lejos de ser gratuitos, imponen un costo significativo. La forma y el momento en que el presidente Abinader decidirá cumplir con estas promesas permanecen bajo su exclusivo conocimiento, reforzando la tradicional visión de que, en estas democracias, el presidente detenta un poder casi divino, siendo incluso, en percepción, el señor del tiempo.

Con cada día que pasa, la lista de reformas pendientes se hace más larga, y la creciente preocupación de los organismos internacionales de financiación respecto al gasto gubernamental y los compromisos políticos solo augura un aumento en el gasto corriente.

La necesidad urgente de abordar todas las distorsiones fiscales

Además, este periodo de gobierno requiere un enfoque meticuloso para reequilibrar las finanzas del estado y cumplir simultáneamente con los compromisos asumidos durante la campaña. La tarea no es sólo implementar reformas, sino hacerlo de tal manera que no se sacrifique la estabilidad económica y social del país.

Asimismo, es fundamental reconocer que el éxito de estas reformas no solo dependerá de la capacidad de Abinader y su equipo para diseñarlas, sino también de su habilidad para navegar en el complejo tejido político que estas promesas han tejido. El futuro político de Abinader y del PRM, por ende, se encuentra íntimamente ligado a la ejecución efectiva y la recepción positiva de estas reformas urgentes y necesarias.

Finalmente, en este ejercicio de equilibrio entre el control del gasto y la materialización de las promesas electorales, resulta imperativo para el gobierno adoptar una postura de transparencia y responsabilidad. La eficacia en la gestión de las expectativas, tanto a nivel nacional como internacional, definirá la hoja de ruta del éxito o fracaso de este mandato presidencial, marcando el legado de Luis Abinader y el futuro del PRM en las venideras contiendas electorales.

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