¿Cómo Asegurar una Movilidad Sin Riesgos en las Carreteras?
En estos días se debate nuevamente sobre posibles cambios en la legislación tributaria, es oportuno recordar un planteamiento realizado hace tiempo. Para incrementar los ingresos, optimizar el tráfico y, sobre todo, proteger la vida y la salud de la población local, el Gobierno dispone de una fuente de recursos infrautilizada: las sanciones por violaciones a las normas de tránsito.
La República Dominicana lidera las estadísticas globales de accidentes automovilísticos por dos motivos principales: la falta de control de las autoridades para prevenir conductas abusivas de los conductores y la irresponsabilidad de muchos de ellos.
Si la vigilancia de tráfico en la República Dominicana fuese íntegra y eficaz, sería factible implementar un sistema de fiscalización vial, con sanciones para quienes incumplen las normas. Desafortunadamente, la corrupción imperante impide a dicha institución ejercer plenamente su labor de control.
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La ciudadanía en general no percibe a la Policía como un protector, sino como una fuerza opuesta o susceptible a sobornos.
Para atajar diversos problemas que afectan a la sociedad dominicana, incluidos los accidentes de tráfico, se requiere una fuerza policial y una función pública más eficientes y éticas.
Un Tráfico Ordenado y Seguro por la Vida de Todos
Con normas claras y mayor presencia policial en las vías, se lograría sancionar a todo conductor que infrinja las reglas viales. De esta manera, el Gobierno obtendría ingresos y la población sufriría menos accidentes.
Cada colisión automovilística acarrea consecuencias humanas y económicas graves, desde pérdidas de vidas hasta incapacidades prolongadas o costosos tratamientos médicos.
Abordar un automóvil o motocicleta en la República Dominicana es como jugar a la ruleta rusa.
Los motores rugen al abrirse paso entre los vehículos, sobrepasando por los lados. Algunos conductores se sienten con autoridad para desafiar a otros en la vía, circulando a velocidades peligrosas sin que nadie intervenga.
El alcoholismo contribuye a numerosos problemas en la sociedad dominicana, entre ellos, los accidentes de tráfico. El consumo de alcohol desconecta al individuo de la realidad y la responsabilidad. Por eso, conducir bajo los efectos del alcohol (o drogas) resulta altamente peligroso.
Si no se controla la velocidad ni el consumo de alcohol, y si no se establecen normas para los conductores de motocicletas, el país seguirá liderando las estadísticas mundiales de siniestros viales.
La clave no está en crear más entidades de tráfico, eso es superfluo. El desafío radica en establecer señalizaciones viales claras y combatir la corrupción pública para que las autoridades puedan aplicar sanciones legítimas a quienes violen las leyes.
El caos en las calles refleja la falta de organización en la sociedad dominicana. Revela la negligencia ciudadana y la debilidad en el control estatal, con repercusiones negativas en términos de vidas perdidas, productividad afectada y elevados gastos de salud.
Por otro lado, la disciplina vial denota la voluntad de una sociedad de regirse por las normativas y asumir con responsabilidad las pautas de convivencia.
¿Quién se animará a regular el tráfico para prevenir accidentes? La respuesta siempre queda en suspenso.