Desgarrador asesinato de una destacada mujer en Europa occidental
Los restos de Kristina Joksimovic, quien fuera finalista de Miss Suiza, fueron hallados de manera impactante: en el lavadero de su propia residencia. A sus 38 años, Kristina había alcanzado la cúspide del glamour en certámenes de belleza, pero el 13 de febrero de 2024, su existencia encontró un fin atroz a manos de su cónyuge.
Thomas, de 41 años, no solo la estranguló; también desmembró su cuerpo con una crueldad estremecedora, utilizando una sierra eléctrica, un cuchillo y tijeras de podar. Lo más macabro: tras mutilarla, empleó una batidora de mano para transformar los restos en puré y luego los disolvió en productos químicos.
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El espeluznante descubrimiento del cadáver fue impactante, pero aún más sobrecogedora fue la confesión de Thomas. Atrapado por las pruebas, afirmó haber actuado en defensa propia, alegando que su esposa lo atacó con un cuchillo y que él, en un arrebato de pánico, la acabó. Sin embargo, los informes forenses rápidamente desmintieron su versión. Kristina había sido asfixiada antes de cualquier mutilación, sin rastro de un previo ataque por parte de ella hacia su esposo.
Los investigadores se encontraron con una escena aterradora: herramientas ensangrentadas—una sierra eléctrica, tijeras de podar y un cuchillo—dispuestas ordenadamente en el lavadero, como si el asesinato hubiera sido un acto de precisión quirúrgica. Adyacente a estas, una batidora de mano, el artefacto definitivo en el sórdido proceso de disolver el cuerpo de Kristina en una solución química con la intención de borrar todo vestigio de su presencia.
¿Cómo llegaron a este trágico desenlace?
Thomas y Kristina, a vista de los vecinos, irradiaban la imagen de la pareja perfecta. Habían contraído matrimonio en 2017 y tenían dos hijas pequeñas. Su vida parecía rebosante de logros y solidez. No obstante, tras la tragedia, emergieron señales de un conflicto conyugal tormentoso. Reportes sugieren que en los meses previos al asesinato, las tensiones entre ambos se agudizaron, con episodios de violencia intradoméstica que nunca vieron la luz pública.
“A mis ojos, eran un modelo de pareja ideal”, compartió uno de los amigos de la familia en una entrevista con medios suizos. Sin embargo, bajo esa fachada, el matrimonio guardaba profundas grietas. Las autoridades indagaban en denuncias previas de abusos, revelando una historia de violencia que Kristina parecía soportar en silencio. El 13 de febrero, esa violencia explotó de la manera más brutal posible, segando no solo la vida de Kristina, sino también despedazando la imagen de perfección que rodeaba a la familia.
Conforme los pormenores del caso salían a la luz, los fiscales lo retrataron como un individuo falto de empatía, cuya “energía criminal” y meticulosa conducta dejaron a todos boquiabiertos. Su confesión, destinada a mitigar su responsabilidad, simplemente subrayó su carencia de pesar. Para los investigadores, Thomas no era únicamente un esposo en pánico, como él pretendía mostrarse, sino un sujeto con rasgos sádico-sociopáticos. Los testimonios relataron una personalidad gélida y manipuladora, hábil en planificar minuciosamente la forma de encubrir el asesinato, lo que finalmente lo delató como un asesino despiadado.
La conmoción fue total, no solo en los tribunales, sino en toda Suiza. La comunidad que había admirado a Kristina quedó devastada. Excompañeras de la exmodelo, entre ellas la Miss Suiza 2006, Christa Rigozzi, expresaron abiertamente su conmoción y pesar por el trágico desenlace. “No encuentro palabras, estoy aturdida”, compartió Rigozzi en redes sociales, reflejando la incredulidad que embargaba a todos los que habían cruzado caminos con Kristina. En Instagram, innumerables comentarios se acumularon bajo las últimas publicaciones de la difunta, en las que aparecía radiante y sonriente, ajena al horror que le acechaba.