La Decepción entre los Seres Humanos
“Dentro de este mundo engañoso/ no hay nada que sea verdadero o falso/ todo depende de la perspectiva/ a través de la cual se observa”. Ramón de Campoamor.
Estas antiguas líneas junto con el conocido concepto de “Mentiras piadosas” resuenan en mi mente cuando surge información inesperada de una fuente no verificada. ¿Es verdadera o falsa? La incertidumbre nos embarga y recurrimos al paso del tiempo para ayudarnos a despejar esa gran incógnita. Las redes sociales, apoyadas en la inteligencia artificial, en lugar de ayudarnos a resolver el dilema, han aumentado las dificultades para distinguir lo real de lo virtual. Los expertos en el arte del sofisma nos inundan con argumentos que confunden incluso a la mente más común. La siembra de dudas es tan poderosa y peligrosa que, en el caso de las vacunas, muchas familias se niegan a vacunar a sus hijos, creyendo que estos medicamentos no prevendrán enfermedades graves como la poliomielitis y la difteria, sino que los expondrán a complicaciones y a males mayores.
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Hace varias décadas, la madre de un joven se casó por segunda vez, ante la oposición de su hijo. El nuevo esposo intentó ganarse la simpatía del adolescente llevándolo de viaje en una camioneta nueva por la costa. Sin embargo, en el camino de regreso, tuvieron un accidente en una curva y el hijastro falleció. Al recibir la trágica noticia, la esposa culpó al marido del homicidio al ver una supuesta marca de disparo en el rostro del difunto. Tras seis meses de prisión preventiva, la exhumación y la autopsia no encontraron ninguna lesión por arma de fuego en el rostro del fallecido. La señora se disculpó al darse cuenta de que la marca de disparo solo existía en su imaginación atormentada.
En el pasado, era común leer titulares en periódicos como: ¡Jóvenes muertos a tiros en confrontación con las fuerzas de seguridad! Los informes forenses mostraban que las balas habían entrado por la parte trasera del torso de las víctimas, lo que indicaba que habían sido disparadas por la espalda.
Otro caso involucró a un albañil acusado de robo en una ferretería. Durante el interrogatorio, el detenido mencionó sentir dolor en el pecho, desplomándose repentinamente y falleciendo en el lugar. El médico forense atribuyó la muerte a un infarto agudo de miocardio. Sin embargo, la autopsia reveló graves contusiones en la espalda, glúteos y testículos, causadas por sacos llenos de arena. Los llamados “testigos presenciales” relatan sus historias de manera tan dramática que convencen a muchos sin dejar margen para la duda.
Los cuerpos sin vida, rígidos y serenos, exhiben pruebas externas e internas que se consideran verdades científicas innegables.
¡Los vivos mienten; en cambio, los muertos revelan la verdad!