La relevancia de un descanso adecuado para la salud integral
Según un informe de la Clínica Mayo, la carencia de horas de sueño puede perjudicar las defensas naturales del organismo. Numerosos estudios respaldan que individuos con un sueño escaso o de baja calidad tienen mayores probabilidades de enfermarse al estar expuestos a patógenos, como el común virus del resfriado. Además, la recuperación de enfermedades puede verse afectada por la falta de sueño.
En el horario de sueño, se produce la liberación de ciertas proteínas llamadas citocinas que no solo favorecen el descanso, sino que también desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunitaria del cuerpo.
Estas citocinas, esenciales en situaciones de infección o estrés, disminuyen su producción cuando se presenta insomnio, al igual que los anticuerpos y células de defensa. Por lo tanto, un descanso adecuado es fundamental para contrarrestar enfermedades infecciosas y reducir el riesgo de afecciones como la obesidad, la diabetes y los padecimientos cardiovasculares en un largo plazo.
Para fortalecer el sistema inmunitario, la mayoría de los adultos requieren entre siete u ocho horas de sueño de calidad cada noche, mientras que los adolescentes necesitan de nueve a diez horas y los niños en edad escolar más de diez horas para un óptimo rendimiento del sistema defensivo.
La carencia de sueño no solo impacta la salud física, sino también la capacidad cognitiva, afectando la atención, la concentración y la memoria.
Además, se ha vinculado la falta de descanso con casos de obesidad y microdormidas, las cuales representan un peligro tanto para el individuo como para su entorno.
Insomnio: más que un trastorno del sueño
El doctor Paul Shkurovich Bialik, especialista en neurología del Centro Médico ABC, enfatiza la importancia de un sueño regular no solo para la salud física, sino también para el bienestar mental. La irregularidad en el descanso puede acarrear diversos riesgos para la salud, como el deterioro de estructuras cerebrales esenciales como el hipocampo, clave para la memoria y el aprendizaje.
La falta de sueño también incide en el estado de ánimo, pudiendo desencadenar irritabilidad, depresión o ansiedad, en una relación bidireccional que afecta tanto la calidad del sueño como el estado de ánimo.
Además de los aspectos mentales, la no conciliación del sueño adecuada puede incrementar el riesgo de enfermedades infecciosas, afectar el sistema cardiorrespiratorio y disminuir la función sexual, con repercusiones en el deseo y en la producción de hormonas sexuales tanto en mujeres como en hombres.