Impacto positivo del trasplante de órganos de donante vivo
En la mayoría de los casos, las donaciones de órganos provienen de individuos fallecidos, tras obtener el consentimiento de sus familiares. Sin embargo, en determinadas circunstancias, la posibilidad de un donante vivo se presenta como una alternativa viable para aquellos que requieren un trasplante urgente para preservar su vida.
A pesar de ello, la escasez de órganos disponibles de donantes fallecidos ha llevado a un incremento constante en la cantidad de receptores en lista de espera. Esta carencia puede resultar en la pérdida de vidas de pacientes que aguardan un trasplante de hígado, o en que su estado de salud sea tan precario que no puedan someterse a la intervención cuando finalmente llega su turno.
El doctor Choon David Kwon, quien ocupa el cargo de Director de Cirugía Hepática Laparoscópica en Cleveland Clinic, detalló que un donante vivo tiene la posibilidad de donar un riñón, un lóbulo hepático, un pulmón o porciones de órganos como pulmones, páncreas o intestinos.
En el procedimiento de trasplante de donante vivo, se utiliza un órgano de una persona viva y sana, en ocasiones solamente una parte de dicho órgano. Por ejemplo, para un trasplante de riñón, se emplea solamente uno de los riñones. Según afirmó el director, en un trasplante de hígado, este órgano se divide y se utiliza una parte del mismo.
La donación de órganos por parte de individuos vivos, independientemente de su relación con el receptor, ha demostrado ser de gran utilidad ante la necesidad existente de órganos para trasplantes. En Cleveland Clinic, la donación en vida ha permitido incrementar la cantidad de trasplantes en programas a nivel global, llegando a facilitar incluso donaciones entre desconocidos.
Razones para elegir donante vivo sobre donante fallecido
Optar por un trasplante de donante vivo presenta numerosas ventajas en comparación con uno proveniente de un donante fallecido, siendo la tasa de éxito considerablemente mayor. Algunas de las razones adicionales para considerar esta opción incluyen el funcionamiento inmediato de un riñón donado por un donante vivo, mientras que uno de donante fallecido puede tardar semanas en recuperar su funcionamiento normal.
La posibilidad de programar un trasplante de donante vivo permite a tanto al receptor como al donante prepararse adecuadamente. En contraste, en el caso de un donante fallecido, el receptor desconoce cuándo estará disponible el órgano, siendo la cirugía imperativa poco tiempo después de su disponibilidad.
El riesgo de rechazo puede ser menor en el caso de un trasplante de donante vivo, especialmente si el órgano es proveniente de un familiar. Además, esta opción puede acortar el tiempo de espera para el receptor en comparación con un trasplante de donante fallecido, cuyo promedio de espera para un riñón oscila entre tres y cinco años.
Cirugía laparoscópica en donantes vivos
El equipo quirúrgico de Cleveland Clinic ha sido líder en el empleo de donantes vivos tanto en pacientes pediátricos como adultos, obteniendo resultados destacados a nivel nacional. Siendo el único centro hospitalario en Ohio y Pensilvania que lleva a cabo este procedimiento y uno de los pocos a nivel mundial, el hospital ha realizado la primera cirugía puramente laparoscópica de donante vivo en la región del Medio Oeste para un trasplante de hígado en un paciente adulto en 2019. Actualmente, esta posibilidad se extiende también a los donantes, reduciendo la presencia de cicatrices y favoreciendo una recuperación más ágil.
Mediante métodos innovadores y trabajo colaborativo, los programas de trasplante de Cleveland Clinic continúan su crecimiento con el objetivo de salvar más vidas y brindar esperanza a numerosas familias.