La trascendencia del bautismo en la fe cristiana
El principio divino. Esta cuestión fue abordada de manera excepcional por el padre Gerardo de Óleo, ministro designado por la divinidad para oficiar el bautismo de mi ahijado, Alfredo López Ariza, dentro de su propia parroquia, dedicada a San Juan Bautista.
Es indispensable reconocer que el bautismo representa el ingreso inicial a la comunidad de creyentes en Cristo y a la Iglesia. A través de este sacramento, el Espíritu Santo nos purga del pecado original y nos llama a vivir una existencia basada en la fe y el amor, conforme a los preceptos evangélicos y como miembros del cuerpo de Cristo, con Él como cabeza.
Es fundamental tener en cuenta que nunca es tarde para dar el paso de unirse a esta comunidad de fe a través del bautismo para aquellos que, siendo adultos, aún no lo han recibido. La Iglesia siempre recibe con los brazos abiertos a quienes desean acercarse a Dios y caminar en su luz. La preparación y recepción de este sacramento se convierten en un trayecto de cambio profundo con la gracia divina. La oportunidad de formar parte de la Iglesia y participar en sus ritos está al alcance de todos, independientemente de su edad o pasado. Constituye una magnífica ocasión para disfrutar de una vida renovada.
El compromiso y testimonio en la fe a través del bautismo
Unámonos para felicitar de corazón a aquellos adultos que han tomado la valiente decisión de recibir el bautismo de manera consciente, asumiendo la fe y comprometiéndose en su recorrido espiritual. Este acto de creencia se erige como un testimonio vívido de su aspiración por evolucionar y vivir de acuerdo con sus convicciones. Asimismo, queremos extender nuestras felicitaciones a los padres que optan por bautizar a sus hijos en las primeras etapas de su existencia, confiando sus destinos al Creador Supremo. Su elección refleja un amor hondo y un anhelo de encaminar a sus pequeños en una senda de fe y esperanza. Cada ceremonia bautismal se constituye en un recordatorio del amor divino que abraza tanto a los adultos como a los más jóvenes dentro de la comunidad de creyentes.