Reforma Agraria: Los Esfuerzos y Contribuciones de Eligio Jáquez y el General Pérez

En el mes de febrero del año 1982, bajo el mandato de Antonio Guzmán Fernández, presidente de la Nación, se le encomendó a Eligio Jáquez el cargo de liderar el Instituto Agrario, recordándole en ese entonces la importancia de implementar un código agrario que había sido establecido diez años atrás por el entonces presidente Joaquín Balaguer. La motivación era clara: poner en práctica diversas normativas y leyes de dicho reglamento para impulsar la reforma agraria.

El presidente le instó a Eligio a convocar a los expertos del Instituto Agrario Dominicano (IAD) para profundizar en el estudio del código agrario con el objetivo de identificar tierras estatales que pudieran ser utilizadas en los esfuerzos de reforma agraria.

Acciones Inmediatas y Hallazgos Iniciales

Eligio Jáquez, tomando la iniciativa presidencial, configuró un equipo para levantar un inventario detallado de las propiedades agrícolas que, aunque pertenecieran al Estado, estaban siendo ocupadas por individuos, incluidos militares de alto rango y altos funcionarios tanto del gobierno de reforma como del periodo de gobierno de Guzmán y el PRD.

Este relevamiento inicial puso en evidencia la ocupación de tierras por parte de figuras prominentes como los generales Adriano Valdez Hilario y Virgilio Payano Rojas, así como Enrique Pérez y Pérez, jefe de la Primera Brigada, y el coronel Hernández y Hernández, mejor conocido como El Sombrerú.

La comisión de reforma agraria propuso que el proceso de recuperación de tierras comenzara precisamente con estos destacados militares, como una estrategia para demostrar la firmeza y seriedad del plan de reforma agraria que se estaba implementando.

En el caso del general Payano Rojas, se encontró que ocupaba alrededor de dos mil tareas en la autopista Duarte. La comisión encargada de la recuperación de tierras le informó sobre el objetivo del plan de reforma agraria, a lo que el general respondió sin oponer resistencia, ordenando a su grupo de policías abandonar la finca.

Similar cooperación se obtuvo de Valdez Hilario, quien devolvió 7,400 tareas en Cevicos, así como de Hernández y Hernández, y el ciudadano cubano Elpidio Valdez, quienes igualmente accedieron a devolver las tierras que ocupaban sin mostrar resistencia. De esta forma, el IAD logró recuperar un total de siete mil tareas en Villa Mella anteriormente ocupadas.

Desafíos y Soluciones en la Recuperación de Tierras

La comisión llevó a cabo estudios catastrales en propiedades ocupadas por Pérez y Pérez, revelando que el general controlaba extensas áreas en la zona de El Higüero, al norte del Distrito Nacional. Sin embargo, cuando se intentó negociar la devolución de estas tierras, el general Pérez y Pérez desafió la comisión, invitando directamente a Eligio Jáquez a presentarse personalmente si deseaba la devolución de las tierras.

Frente a este reto, Jáquez estableció una segunda comisión, incluyendo a Miguel Dargam, asesor del IAD y amigo íntimo del general, junto con Franklin Inoa, subdirector del organismo. La respuesta de Pérez y Pérez al ser visitado por esta segunda comisión fue la misma, insistiendo en que Jáquez debía solicitar personalmente la devolución de las tierras.

Después de algunas semanas y previa solicitud de Jáquez, el general finalmente accedió a reunirse en sus oficinas de la empresa Casa Central, situada en Herrera. Durante este encuentro, con una actitud sorprendentemente abierta, Pérez y Pérez expresó su disposición de negociar, reconociendo que las tierras pertenecían al Estado pero solicitando una tasación de la propiedad para posiblemente comprar otra finca a cambio, con el fin de apoyar el programa social de la reforma agraria.

La reacción del general y su propuesta de negociación dejaron a Jáquez admirado y sin palabras. Pronto, se entabló un acuerdo con Ramón Octavio Rodríguez, de la comunidad El Guanito, San Juan de la Maguana, quien llegó a un acuerdo con el jefe de la Primera Brigada y, semanas más tarde, el presidente Guzmán pudo llevar a cabo el último acto de asentamiento campesino de su administración.

Estos esfuerzos conjuntos de Eligio Jáquez y el general Pérez, demostraron ser fundamentales en el impulso y la realización de proyectos significativos de reforma agraria, marcando un precedente en la gestión de tierras y la relación entre el Estado y los ocupantes militares de las mismas, estableciendo así un modelo de colaboración y entendimiento en beneficio de los programas sociales agrarios.

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