En la República Dominicana, se estima que residen aproximadamente 140,000 venezolanos, quienes, según el diputado oficialista, Ramón Ceballos, enfrentan una situación de incertidumbre legal.
Por otro lado, se calcula que alrededor de 70,000 dominicanos hacen vida en Venezuela.
Una fuente del Consulado en Venezuela estimó que la comunidad dominicana en ese país se ha reducido a unos 30,000 individuos, cifra que ha disminuido drásticamente debido a la compleja situación política, económica y social que experimenta esa nación.
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El diputado de ultramar, Ceballos, expresó su inquietud frente a los problemas que enfrenta la población venezolana, especialmente después de las recientes elecciones en las cuales Nicolás Maduro aseguró su victoria, resultado que ha sido rechazado por una parte de la población.
No obstante, Ceballos, quien también es psiquiatra, argumentó que la Organización de Estados Americanos (OEA) no está en posición de llevar a cabo la acción propuesta de solicitar a la Corte Penal Internacional el arresto de Maduro, según lo anunció Luis Almagro, secretario general de la OEA.
“Eso es improcedente. Venezuela y Nicolás Maduro no forman parte de la OEA; se desvincularon del organismo. Por lo tanto, este tipo de acciones se perciben más como estrategias de publicidad”, explicó.
Reiteró la posición de República Dominicana, manifestada por el presidente Luis Abinader ante la OEA, mostrando solidaridad con el pueblo venezolano.
Además de enfrentar desafíos legales en la República Dominicana, los venezolanos que residen en este país caribeño también luchan por mantener sus tradiciones culturales y lazos familiares, pese a la distancia y las dificultades económicas. Esta comunidad, aunque lejos de su tierra natal, sigue contribuyendo activamente a la diversidad y al crecimiento en distintos sectores de la economía dominicana.
La disminución de dominicanos en Venezuela resalta no solo el impacto directo de la crisis venezolana en las migraciones, sino también el cambio en las dinámicas familiares y económicas de aquellos que deciden regresar a su país o emigrar a otros lugares en busca de mejores condiciones de vida. Este fenómeno refleja cómo las crisis políticas y económicas trascienden fronteras, afectando las decisiones personales y colectivas de migración.
La preocupación por la situación en Venezuela no solo radica en las implicaciones políticas y legales, sino también en el bienestar humanitario de aquellos afectados por la crisis. La solidaridad y el apoyo internacional se vuelven cruciales para afrontar y superar los desafíos presentes, con la esperanza de construir un futuro más estable y próspero para el pueblo venezolano.
La propuesta de la OEA, aunque controversial, refleja la complejidad de lidiar con crisis de gobernabilidad y derechos humanos a nivel internacional. La situación de Venezuela es un recordatorio de la importancia de la diplomacia y el consenso internacional para abordar y resolver conflictos de manera eficaz, respetando siempre las normas internacionales y los principios de soberanía.
El respaldo de República Dominicana hacia Venezuela en foros internacionales demuestra la relevancia de la solidaridad latinoamericana. A través de la cooperación y el entendimiento mutuo, los países de la región pueden trabajar juntos en la búsqueda de soluciones sostenibles a los desafíos políticos, económicos y sociales, promoviendo al mismo tiempo el respeto a los derechos humanos y la democracia.