Las administraciones de Brasil, Colombia y México intervienen en la crisis venezolana
Con el objetivo de enfrentar la tensa situación política de Venezuela tras las recientes y controvertidas elecciones presidenciales, las autoridades de Brasil, Colombia y México han mantenido conversaciones activas con delegados tanto del oficialismo, liderado por Nicolás Maduro, como de la oposición, representada por Edmundo González.
Desde el inicio de las discusiones, un destacado representante mexicano mencionó a la Associated Press que, aunque las conversaciones han sido constantes entre los tres países, amigos de Maduro, y las partes en conflicto de Venezuela, estas no se enmarcan dentro de una mediación formal ya que no se ha requerido tal intervención.
Este diplomático resaltó la recomendación conjunta de promover el apego a la legislación venezolana y el recurso a sus instituciones para cuestionar cualquier aspecto controvertido del proceder electoral, como medida propuesta tanto al gobierno de Maduro como a sus opositores.
Para la oposición, sin embargo, esta recomendación resulta particularmente complicada dado el control que ejerce el partido de gobierno sobre todas las instancias del poder, incluido el poder Judicial, el cual ha sido usado históricamente para acosar a la disidencia.
El representante prefirió mantener el anonimato y no especificó los nombres de los involucrados en estas discusiones por parte de la oposición y el gobierno, ni confirmó si existe por parte del equipo de González un interés en contestar formalmente los resultados electorales.
A pesar de la tendencia de otras naciones de tomar posturas más definidas, Brasil, Colombia y México han elegido mantenerse neutrales, ni aceptando ni rechazando los resultados anunciados por las autoridades electorales de Venezuela que dieron por ganador a Maduro.
Mediante una declaración conjunta, los presidentes Lula da Silva de Brasil, Gustavo Petro de Colombia y Andrés Manuel López Obrador de México, destacaron la importancia de respetar la soberanía popular mediante una verificación imparcial de los resultados.
El diplomático sugirió que los líderes mencionados no descartan un futuro encuentro con Maduro para discutir estas cuestiones de manera directa.
En el marco de las elecciones más recientes, millones se movilizaron para ejercer su derecho al voto, en una jornada llena de expectativas debido a la fuerte oposición que enfrentaba el régimen de Maduro. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral declaró a Maduro ganador sin ofrecer un desglose detallado de los votos.
Se generó una respuesta inmediata de rechazo en las calles, enfrentando la ciudadanía una fuerte represión por parte de las fuerzas gubernamentales, apenas horas después de que el CNE declarara los resultados.
El CNE asignó a Maduro 6,4 millones de votos frente a los 5,3 millones otorgados a González. Sin embargo, sorpresivamente González y María Corina Machado presentaron evidencia de un conteo de votos que contradecía esto, afirmando que habían ganado.
Un análisis de AP sobre las actas electorales confirmó que González podría haber recibido hasta 6,89 millones de votos, desafiando así los resultados oficiales del CNE.
Como respuesta, Maduro solicitó al Tribunal Supremo de Justicia una auditoría electoral, acción que fue criticada por observadores internacionales debido a la cercanía del tribunal con el gobierno. Sin embargo, el Tribunal se mostró proactivo al convocar a los candidatos para revisar las disputas.
La situación escaló aún más cuando la Fiscalía General anunció una investigación penal contra González y Machado por discontinuidad y alentar a la desobediencia entre las fuerzas armadas.
Por su parte, Maduro sigue contando con el respaldo del estamento militar, un pilar crucial en el mantenimiento de su poder.