Las interrogantes sobre si Faride Raful estaba preparada o no para su nuevo rol en el Ministerio de Interior y Policía se hicieron presentes incluso antes de que Luis Abinader confirmara su nombramiento. Este tipo de dudas no son raras y reflejan una larga historia de escrutinio hacia las mujeres que buscan ejercer poder o tomar decisiones importantes, tanto en el ámbito público como en el privado.
Este escenario demuestra lo exhaustivo que es para las mujeres no solamente alcanzar puestos de relevancia, sino adicionalmente demostrar constantemente su valía y en algunos momentos, justificar la manera en que lograron sus posiciones. A diferencia de los hombres, a quienes muchas veces se les presume capaces sin necesidad de demostrarlo en exceso.
El liderazgo femenino bajo la lupa
Los estereotipos y prejuicios son, lamentablemente, la base de muchas de estas dudas hacia la capacidad de liderazgo de las mujeres. Sin embargo, los hechos evidencian la efectividad del liderazgo femenino, un claro ejemplo de ello fue durante la crisis del covid-19, donde mandatarias de Alemania, Dinamarca, entre otros países, gestionaron de manera sobresaliente la emergencia sanitaria.
Respecto a Faride Raful, su trayectoria habla por sí misma. Logró ser escogida la diputada más votada en dos ocasiones: una en 2016 y otra en las primarias internas del PRM en 2018. Su periodio en la legislatura se ha caracterizado por una proactividad destacable, impulsando más de una decena de proyectos de ley que abarcan desde el ordenamiento territorial hasta la transparencia gubernamental. Su historia demuestra que está más que lista para enfrentar los desafíos más grandes, manteniéndose resiliente ante críticas y manteniendo una postura firme en sus convicciones.
Un significativo paso hacia adelante
El nombramiento de Raful también simboliza un avance vital en la lucha contra los estereotipos de género y la división sexual del trabajo. Este tipo de designaciones rompe con la tradicional reserva de puestos relacionados con el cuidado y la asistencia social exclusivamente para las mujeres como es el caso típico en Ministerios de Salud, Educación o Cultura.
A nivel internacional, varias naciones como España, Chile y Alemania, han incluido mujeres en roles tradicionalmente ocupados por hombres, como es el caso del Ministerio de Defensa. Ahora, con Faride Raful al mando del Ministerio de Interior y Policía, Abinader se une a una lista corta de gobernantes que han roto con esta barrera, siguiendo el precedente dejado por el presidente Antonio Guzmán en 1980.
Desafíos y expectativas
Quizás el nombramiento de Raful podría interpretarse como una compensación por no haber sido reeleccionada como senadora, pero el desafío que enfrentará en el MIP es monumental. Enfrentará oposición de los mismos grupos conservadores que en el pasado la criticaron por su defensa de los derechos de las mujeres, además de tener que lidiar con temas delicados como la inseguridad y la reforma policial.
Estos retos ponen a prueba su compromiso con los principios democráticos y la lucha contra injusticias como las ejecuciones extrajudiciales y la corrupción en la migración. A pesar de ello, Raful ha demostrado su determinación y ha aceptado estos desafíos con valentía, marcando un hito en la lucha contra el machismo y la discriminación por género.
Rompiendo barreras
La perseverancia de Faride Raful al asumir este rol es un claro ejemplo de un progreso significativo en derribar viejos prejuicios y abrir nuevas oportunidades para las mujeres en posiciones de poder, rompiendo otro techo de cristal en el camino. Es esperanzador ver este tipo de avances y, aunque ella es solo una persona, su éxito representa un triunfo para todas las mujeres.