Análisis relevante sobre estudio de percepción sobre cultura democrática
El 27 de septiembre, en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UASD, el Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo (MPyD) presentó los resultados de la Encuesta de Cultura Democrática en RD. Este estudio sólido proporcionó información importante para comprender la valoración de la población dominicana hacia la democracia, su nivel de satisfacción, confianza en instituciones, personas singulares y candidatos según factores étnicos, de género u origen. Asimismo, arrojó luz sobre posibles prejuicios raciales en la sociedad dominicana, simpatías partidarias, participación, tolerancia política y corrupción.
La valoración de la democracia por parte de la población dominicana se mantiene alta, cerca del 55.9%, a lo largo de varias décadas. Sin embargo, se observa un incremento en el número de personas que manifiestan que les resulta indiferente la orientación del gobierno, siempre y cuando satisfaga sus demandas más apremiantes. Esta tendencia cuestiona la calidad del crecimiento económico y, en consecuencia, la calidad de la democracia en el país.
Según el estudio, el 67.3% de la población considera que República Dominicana está controlada por grupos poderosos en beneficio propio. Esta percepción podría explicar la falta de oposición a un gobierno autoritario que resuelva problemas inmediatos. Esta desconfianza en las instituciones, como los Ayuntamientos, la Procuraduría y los Tribunales de Justicia, junto con la baja confianza en el Congreso, la Policía Nacional y los partidos políticos, dificulta la gobernabilidad del país y la consecución de acuerdos políticos para afrontar desafíos presentes y futuros.
Asimismo, la desconfianza en las relaciones interpersonales y los prejuicios contra la mujer, personas de ascendencia haitiana y opciones sexuales, genera obstáculos para proyectos colectivos y el desarrollo de conciencia cívica. Estas actitudes afectan la convivencia social y la posibilidad de avanzar hacia una sociedad más inclusiva y justa.
Finalmente, el estudio concluye que las instituciones por sí solas no resolverán las deficiencias del sistema, y que se requiere la movilización social, empoderamiento y participación organizada para reestructurar las relaciones de poder y exigir el cumplimiento de las leyes de manera equitativa. Esta es una conclusión relevante y valiente que orienta hacia una política basada en datos objetivos de la realidad.
El desafío radica en revertir los indicadores de baja calidad democrática, manteniendo una valoración positiva hacia este sistema como vía para superar los obstáculos identificados en el estudio de percepción sobre cultura democrática.