El convoy del jefe de gobierno de Haití, Garry Conille, fue emboscado por facciones armadas el pasado lunes en Puerto Príncipe, justo cuando salía del Hospital Universitario Estatal de Haití tras una visita inesperada.
De acuerdo con lo relatado a EFE por personas que presenciaron el evento, el asalto perpetrado por el grupo “Vivre Ensemble” (Vivir Juntos) provocó que reporteros y oficiales de policía de Kenia quedaran confinados por varios momentos dentro del principal centro de salud de la metrópoli.
Como consecuencia de este asedio, se desataron intensos combates entre las fuerzas de seguridad de Haití y Kenia y los integrantes de los grupos armados. La presencia de estas bandas, que mantienen bajo su control el núcleo de la capital haitiana, ha agudizado el clima de inseguridad en la zona.
A finales de junio, efectivos de la policía keniana comenzaron a desplegarse en Haití como integrantes de la misión multinacional liderada por esta nación africana con el propósito de brindar apoyo en materia de seguridad. En octubre del 2023, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó el envío de esta fuerza de apoyo a solicitud del gobierno haitiano, que buscaba un respaldo internacional para hacer frente a la violencia generada por las bandas armadas.
Durante el último año, los actos violentos perpetrados por estas coaliciones han dejado aproximadamente 8.000 víctimas en Haití, y se estima que estas bandas tienen bajo su influencia hasta el 80% de Puerto Príncipe y otras regiones del país, según informes de la ONU.
Esta situación crítica en Haití refleja la complejidad y urgencia de abordar el tema de la seguridad y estabilidad en el país caribeño, donde la violencia de las bandas no solo amenaza la paz social, sino que pone en riesgo los fundamentos mismos del Estado de derecho y la gobernabilidad democrática, haciendo imperativo un enfoque coordinado y multifacético para restaurar el orden y el bienestar de la población.