Factores Que Hacen de las Elecciones Presidenciales Venezolanas las Más Inciertas en Diez Años
Justo semanas tras el deceso de Hugo Chávez en 2013, se presenció un proceso electoral presidencial lleno de dudas en Venezuela, en el cual Nicolás Maduro, designado como su sucesor, venció al rival Henrique Capriles por un estrecho margen de votos.
A poco más de una década de aquel evento, la oposición se presenta de nuevo de manera unificada a los comicios presidenciales, teniendo la posibilidad real de superar al chavismo, al cual decidieron no enfrentar en 2018 por considerar que no se daban las condiciones para una contienda equitativa.
En esta ocasión, Nicolás Maduro se enfrenta a Edmundo González Urrutia, abanderado de la Plataforma Unitaria, que reúne a los partidos opositores más prominentes, en los primeros comicios en veinticinco años donde la oposición se perfila como favorita en las encuestas.
Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, comentó a BBC Mundo que esta elección se presenta como la más desafiante para el chavismo y la más propicia para la oposición debido al amplio deseo de cambio y el considerable apoyo al candidato opositor.
“Nos encontramos ante el panorama donde la preferencia opositora alcanza su punto más alto en los 25 años de revolución bolivariana, representando así la mejor posición de la oposición frente al más grande desafío que enfrenta el gobierno”, añadió León.
A pesar de que diversas encuestas independientes han mostrado una ventaja significativa para González Urrutia sobre Maduro, quien ha visto desgastarse su imagen debido a la prolongada crisis en el país, los analistas recalcan que el triunfo no está asegurado.
Los retos que los opositores han tenido que enfrentar sirven de ilustración a este punto.
Hurdles Faced by the Opposition
Desde la elección primaria de 2023, donde se eligió al candidato presidencial de la Plataforma Unitaria, la oposición ha denunciado acciones ventajistas por parte del oficialismo.
La inhabilitación de María Corina Machado, ganadora de las primarias opositoras, para participar en las elecciones presidenciales a causa de una sanción administrativa impuesta por la Contraloría General de la República, ha sido una de las mayores críticas.
Pese a cuestionamientos sobre la validez de las acusaciones contra Machado, la oposición ha recordado que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la inhabilitación solo debería aplicarse después de una sentencia judicial en un proceso penal, y no a través de un procedimiento administrativo.
Dicha sanción fue anunciada en junio de 2023 por Elvis Amoroso, quien entonces era contralor general y ahora preside el Consejo Nacional Electoral (CNE), además de haber sido diputado de la Asamblea Nacional por el PSUV.
Ante la imposibilidad de postular a Machado o a su suplente, Corina Yoris, la Plataforma Unitaria optó por nombrar a González Urrutia, un diplomático retirado de 74 años que se disparó en las encuestas a pesar de ser poco conocido previamente por el público.
También se ha denunciado acoso a los opositores por parte de las fuerzas de seguridad y otras instituciones del Estado, en un esfuerzo por obstruir las actividades de campaña de Machado, González Urrutia y otros dirigentes.
Desde principios de año hasta el 16 de julio, se registraron en Venezuela 102 detenciones de personas vinculadas a la oposición, 77 de ellas tras el comienzo oficial de la campaña en julio, según datos de la ONG Foro Penal.
A esta cifra se suma la detención de Milciades Ávila, jefe de seguridad de Machado, el 17 de julio, quien fue liberado bajo ciertas condiciones al día siguiente.
La mayor parte de los detenidos han sido coordinadores de campaña de la oposición en diversos estados del país, junto con dirigentes y simpatizantes de partidos miembros de la Plataforma Unitaria.
Además, seis personas cercanas a Machado están refugiadas en la embajada de Argentina en Caracas, sin poder salir debido a acusaciones del gobierno venezolano de participar en actos desestabilizadores.
Otras instituciones estatales, como el ente recaudador de impuestos, han impuesto sanciones sobre hoteles y restaurantes que servían a los equipos de campaña opositores.
El gobierno de Maduro defiende estas acciones como legales y rechaza que sean retaliaciones políticas.
Elecciones con Limitaciones Competitivas
Los problemas que enfrenta la oposición dentro del terreno electoral incluyen un calendario electoral apretado y restricciones indebidas impuestas por el CNE, especialmente orientadas a dificultar el voto de los venezolanos en el extranjero.
De los más de 7,7 millones de venezolanos residentes fuera del país, apenas 69.189 están registrados para votar, de acuerdo a datos preliminares del Registro Electoral citados por el sitio Votoscopio.
Este número representa una fracción mínima si se toma en cuenta que entre 3,5 y 5,5 millones de venezolanos en el extranjero están en edad de votar, según varios expertos.
La limitación del voto en el extranjero es vista por muchos como una estrategia del gobierno para disminuir indirectamente los votos de la oposición, la cual ha recibido apoyo masivo de los venezolanos en el exterior en pasadas elecciones.
A su vez, la oposición ha criticado que solo dos de los partidos miembros de la Plataforma Unitaria recibieron autorización para postular candidatos, lo que significa que la imagen de González Urrutia aparecerá menos veces en el tarjetón electoral en comparación con la de Maduro.
Adicionalmente, el retiro de la invitación a la misión de observación electoral de la Unión Europea y la anulación de la asistencia de observadores de otros países como Argentina y Brasil, restan credibilidad y transparencia al proceso, según voces de la oposición.
Estas condiciones han llevado a Luis Vicente León a catalogar las elecciones venezolanas como “semicompetitivas”.
“Estas son elecciones en las que el gobierno posee ventajas significativas en términos de control institucional, recursos, comunicación y movilización. En Venezuela, no se librará una elección completamente transparente y competitiva, sino una en la que existe un nivel de competitividad que ha convencido a la oposición de participar a pesar de los obstáculos”, señaló.
Añadió que a la oposición solo le interesa que su base electoral acuda masivamente a las urnas. De no ser así, el gobierno ganaría automáticamente.
Jesús Seguías, consultor político y experto en manejo de crisis, comparte esta opinión, destacando que las dificultades que enfrenta la oposición en estos comicios no son nuevas.
“Actualmente, nos enfrentamos a los mismos obstáculos que en las presidenciales de 2018 [donde la oposición decidió abstenerse] y en las parlamentarias de 2015. A pesar de tener una autoridad electoral completamente controlada por el gobierno y diversas inhabilitaciones, la oposición logró una victoria aplastante en 2015”, recordó Seguías a BBC Mundo.
“Los obstáculos siempre han estado presentes”, concluyó.
El Chavismo Ante un Crucial Desafío
Durante las últimas dos décadas y media, el chavismo ha mantenido un firme control sobre casi todas las instituciones del país.
La única excepción notable fue la victoria opositora en las elecciones parlamentarias de 2015, después de las cuales el poder efectivo de esa Asamblea Nacional fue neutralizado por decisiones del Tribunal Supremo de Justicia y la creación de una Asamblea Constituyente alineada con el chavismo.
La contienda del 28 de julio pone en juego el Poder Ejecutivo, vital en el estructurado sistema presidencialista de Venezuela.
Para el oficialismo, lo que está en riesgo es mucho más que un mandato: es la continuidad de un proyecto político que ha sido promocionado como permanente, bajo el lema de “No volverán”.
La eventual pérdida del poder no solo significaría un cambio de gobierno sino que podría exponer a figuras clave como Maduro, Vladimir Padrino y Diosdado Cabello a investigaciones y sanciones internacionales.
Si bien algunas de estas sanciones podrían levantarse fácilmente, las investigaciones por presuntas violaciones de derechos humanos plantean un riesgo más complejo, especialmente las conducidas por la Corte Penal Internacional contra Venezuela.
Preferencia Electoral Frente a Poder Institucional
Aunque las encuestas posicionan a la oposición en un lugar favorable, tanto León como Seguías enfatizan que el resultado final dependerá en gran medida de la movilización electoral de cada bando.
La importancia de que los votantes de la oposición asistan masivamente a las urnas es clave, ya que de lo contrario, el gobierno se adjudicaría la victoria automáticamente, según Seguías.
Este destaca que, a pesar de las imperfecciones del sistema electoral venezolano, como las inhabilitaciones y la exclusión de votantes en el exterior, el mecanismo de votación es bastante confiable ya que se registran los votos tanto electrónicamente como en papel.
“Lo crucial para la oposición es asegurar una asistencia electoral masiva de más del 70%, algo que probablemente ocurrirá el 28; y que haya representantes de la oposición en cada mesa electoral para garantizar el conteo correcto de los votos”, indicó.
Las máquinas de votación venezolanas emiten un comprobante de papel que se deposita en una urna, permitiendo comprobar los resultados de la máquina con el conteo de los votos en papel.
Luis Vicente León señala que, pese a la preferencia de la oposición en las encuestas, el gobierno tiene una mayor capacidad de movilización de sus seguidores.
“Cometes un error si subestimas la capacidad del gobierno para movilizar a sus votantes, la cual es superior a la de la oposición debido a sus recursos, maquinaria y capacidad de presión. Esto les permite una movilización inducida, a diferencia de la oposición, que depende de la voluntad espontánea de la gente para votar”, explica.
En este sentido, la elección se convierte no solo en una pugna entre las preferencias electorales, sino entre estas y la capacidad de movilización y control institucional del gobierno.
“¿Qué será más determinante? Lo descubriremos el día de las elecciones. Los escenarios están abiertos”, concluye León.