Niño fallece tras ser forzado a ejercitarse en cinta por su progenitor

Condenan a Christopher J. Gregor a un cuarto de siglo tras las rejas por provocar la muerte de Corey Micciolo, su hijo de seis años.

Las perturbadoras grabaciones mostradas como evidencia durante el juicio exhiben al varón de 31 años obligando al pequeño a ejercitarse en un aparato de gimnasio a una velocidad insoportable para este.

El trágico desenlace de Corey, quien falleció debido a diversas heridas el 2 de abril de 2021, ha suscitado una profunda reflexión sobre el deber de los padres hacia sus hijos y el impactante impacto del maltrato infantil. El progenitor atribuyó inicialmente el deceso de su vástago a una neumonía, ignorando las serias lesiones que ya padecía el niño.

“El video que presenciarán es simplemente escalofriante”, expresó a los jurados el letrado Mario Gallucci.

El aterrador video captura el momento en que padre e hijo se encuentran en un centro de entrenamiento en Barnegat, Nueva Jersey. Allí, Gregor coacciona al menor para que corra en la cinta a una velocidad elevada, incrementando la velocidad del aparato repetidas veces. Como resultado, Corey es incapaz de mantener el ritmo.

El metraje revela al infante tropezando, cayendo y lesionándose, mientras que su padre inmediatamente lo pone en pie y lo fuerza a seguir en la cinta, sin disminuir la velocidad del equipo.

Esta situación se repitió en varias ocasiones hasta que finalmente el padre disminuyó la velocidad de la cinta.

Además, otro video muestra al padre agrediéndolo con mordiscos en la cabeza.

La progenitora de Corey, en medio de una batalla legal por la custodia, notificó a las autoridades sobre las graves contusiones en el cuerpo de su hijo, expresando su temor por la vida del mismo a la División de Protección y Permanencia Infantil de Nueva Jersey.

“Presentaba un moretón en la frente de forma extraña, como una impresión, y otro en el pecho que parecía un rasguño”, declaró visiblemente alterada ante el jurado.

Christopher J. Gregor (Fuente externa)

La madre de Corey, tras llevarlo al médico, no halló razón alguna de alarma. No obstante, el niño confesó al doctor que su padre lo había obligado a correr en la cinta declarando que estaba “demasiado gordo”.

El día 2 de abril de 2021, Corey despertó de su siesta con dificultad para hablar, inestabilidad y náuseas. Su padre lo trasladó de urgencia al hospital, donde fue declarado muerto.

“El acusado transportó al niño sin vida al Centro Médico Océano Austral”, anunció el fiscal. “Mencionó que Corey estaba adormilado y vomitaba. Lo admitieron de inmediato y fue llevado a la Sala 6 del área de emergencias”.

La autopsia

La autopsia llevada a cabo al día siguiente mostró severos hematomas en el niño. Dante Ragusa, médico forense del Condados de Ocean, señaló en el dictamen médico que Corey falleció a causa de traumatismos por objetos contundentes, contusiones en el corazón y el hígado, inflamación aguda y septicemia, aunque determinó que el caso quedaba “indeterminado”.

Mario Gallucci, abogado, informó a los jurados que había discrepancias entre los especialistas médicos y el estado en cuanto a la causa de la muerte del menor. Alegó que los expertos defensores sustentarían que la sepsis, derivada de un brote de neumonía, fue la responsable del fallecimiento.

Breanna Micciolo, madre de Corey, durante el juicio contra Christopher J. Gregor. (Crédito: X)

Gallucci también detalló a los jurados que Breanna Micciolo retiró a su hijo del Community Medical Center, ignorando las recomendaciones médicas tras informarle que su hijo podría sufrir de sepsis.

Posteriormente, el patólogo forense consultor Thomas Andrew reexaminó el caso en septiembre, concluyendo que la muerte fue un homicidio y resaltó el grave abuso infantil como factor, lo que propició la detención de Gregor. Andrew además descubrió una laceración en el corazón de Corey, con lesiones adicionales en el pecho, el abdomen, una contusión pulmonar del lado izquierdo, así como laceraciones y contusiones en el hígado.

Reflexiones adicionales sobre el cuidado y la seguridad infantil

Este caso extremadamente desolador refuerza la necesidad de vigilancia y educación continuas sobre el bienestar y la protección de los niños. Es imperativo establecer límites claros entre disciplina y abuso, garantizando que los métodos de crianza promuevan siempre la salud y felicidad del menor. La tragedia de Corey debería impulsarnos a buscar un cambio significativo en la sociedad para evitar la repetición de tales incidentes.

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