En el Primer Tribunal Colegiado, las defensas de los cinco generales implicados en el escándalo de corrupción conocido como Coral buscaron sin éxito desacreditar a Raúl Alejandro Girón Jiménez, quien respondió a los contrainterrogatorios de manera libre y espontánea después de dos días exponiendo la dinámica de funcionamiento del entramado que desvió fondos millonarios de tres entidades estatales. Girón Jiménez identificó al coronel Núñez de Haza como el arquitecto de la red corrupta, argumentando su participación por el cumplimiento de órdenes superiores y por miedo a represalias contra su vida.
“Me arriesgué guardando pruebas y evidencias de las irregularidades, a excepción de las nóminas de los tres últimos años, las cuales luego entregué al Ministerio Público”, afirmó, evidenciando el peligro que enfrentó al desafiar el sistema corrupto.
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Interrogatorio Detallado
Félix Portes y otros abogados defensores intentaron en vano hacer que Girón incriminara directamente a otros implicados durante el contrainterrogatorio. Según Girón, comenzó a recibir beneficios del esquema corrupto cinco años después de su incorporación a Politur-Cestur, indicando que inicialmente solo los altos rangos se beneficiaban. A pesar de ser consciente de las irregularidades en Cusep, Cestur-Politur y Conani, Girón no se opuso a seguir las órdenes recibidas, justificando su acción en la obediencia militar obligatoria. En un intento por desvincularse de Politur en 2020, tras el cambio de gobierno, enfrentó amenazas directas de Núñez de Haza, lo que lo convenció de su falta de autonomía.
Girón resistió la presión de los abogados defensores, reiterando su imposibilidad de actuar de manera diferente debido a la estructura jerárquica militar que lo obligaba a seguir órdenes sin cuestionar.
Presiones y Revelaciones
A pesar de las tácticas empleadas por Ingrid, abogada de Torres Robiou, para intentar obtener nombres de los responsables entre 2005 y 2013, Girón mantuvo su postura sin responsabilizar directamente a los altos mandos. Confirmó que, pese a estar dirigida por Núñez de Haza, la responsabilidad última recaía en los directores de las instituciones afectadas, ilustrando la imposibilidad de Núñez de Haza de actuar sin el consentimiento de figuras como el general Adán Benoni Cáceres Silvestre en Cusep y Torres Robiou en Cestur.
Este testimonio refleja la complejidad de la jerarquía militar y la red de complicidades en la operación corrupta, donde la autoridad y la responsabilidad se entremezclan, dificultando la asignación directa de culpa.