La Autoridad de Agricultura prohíbe la plantación de especies propensas a la mosca blanca y enfermedades en habichuelas
En la región del valle de San Juan, los agricultores han recibido con buenos ojos la decisión tomada por el Departamento de Sanidad Vegetal, perteneciente al Ministerio de Agricultura, de erradicar los sembradíos que sirven como hospederos para la mosca blanca y el trips. Este esfuerzo busca asegurar el éxito de los futuros cultivos de habichuelas.
Uno de los agricultores de la zona, Francisco Mejía, quien se dedica al cultivo del guandul, ha expresado su respaldo a esta medida. Según él, la eliminación de estos cultivos hospederos contribuye a mantener sus plantaciones libres de aquellos insectos y plagas que perjudican el rendimiento de sus cosechas.
La primera fase de este plan considera la supresión de un gran número de tareas dedicadas a cultivos que facilitan la proliferación de estos parásitos. Se eliminarán 13,227 tareas ocupadas por batata, 6,690 por guandul y 748 por maní, siendo todos ellos cultivos que facilitan la reproducción del trips y la mosca blanca.
Por su parte, Rosa Lazala, quien dirige la división de Sanidad Vegetal, ha hecho un llamado a los productores para que colaboren con este esfuerzo colectivo. El objetivo es alcanzar una producción abundante y de calidad de habichuelas, minimizando las pérdidas económicas experimentadas en años anteriores debido a las afectaciones causadas por las plagas.
Juan Mateo, director de la región Suroeste, destacó el apoyo continuado del Ministerio de Agricultura mediante el suministro de equipos, preparación del suelo, semillas e insumos. Esta ayuda es crucial para asegurar una cosecha exitosa de habichuelas, el cultivo emblemático de la región.
La implementación de estas medidas muestra el compromiso y la urgencia en combatir las amenazas que enfrentan los cultivos de importancia regional. La colaboración entre las autoridades agrícolas y los agricultores es fundamental para superar este desafío y asegurar una producción de habichuelas libre de amenazas para las próximas temporadas. Además, las acciones tomadas reflejan una estrategia proactiva en la gestión de riesgos agrícolas, buscando no solo combatir los problemas actuales sino prevenir futuras afectaciones.