Desarrollo de transporte, fondos y modernización china en regiones latinas

Nuevos avances en la movilidad urbana en América Latina

Por María Rodríguez

Recientemente se difundieron en las redes sociales imágenes de una extensa caravana de modernos autobuses blancos circulando por una vía en Nicaragua. El motivo de esta inusual procesión era la llegada de 250 autobuses fabricados por la empresa Yutong de China para el sistema de transporte urbano de Nicaragua. Estas imágenes representan de manera clara tres aspectos relevantes en la realidad actual de América Latina, donde se enfrentan desafíos significativos en la movilidad urbana en las ciudades y la necesidad de reducir las emisiones de gases contaminantes, mientras que la colaboración con China se hace cada vez más presente para abordar estos desafíos.

Según datos del Banco Mundial, el 82% de la población de América Latina y el Caribe reside en zonas urbanas, y se estima que para el año 2050 esta proporción se elevará al 86%. Ciudades de gran tamaño como Buenos Aires, Ciudad de México, Lima o São Paulo concentran a millones de habitantes en sus áreas metropolitanas, siendo las diez más grandes responsables del 25% de la población urbana de la región. Ante estas cifras, la movilidad urbana se posiciona como uno de los desafíos más importantes para las ciudades latinoamericanas.

Según el Urban Mobility Readiness Index, solo cuatro ciudades de América Latina se encuentran entre las 50 mejores en cuanto a transporte urbano a nivel mundial. Santiago de Chile, Buenos Aires, São Paulo y Ciudad de México ocuparon los puestos 43, 44, 46 y 50 respectivamente. Por debajo de ellas se encuentran ciudades como Río de Janeiro, Bogotá, Montevideo o Quito, todas ellas bastante distanciadas de los primeros lugares ocupados por ciudades europeas, norteamericanas y asiáticas.

Sin embargo, el índice de 2023 destacaba los esfuerzos de las ciudades latinoamericanas por mejorar sus sistemas de transporte urbano, con un enfoque particular en la movilidad eléctrica colectiva, ya sea mediante la electrificación y modernización de las flotas de autobuses, o mediante la expansión de redes de metro o trenes urbanos.

Esta apuesta por la movilidad eléctrica está estrechamente ligada a la importante huella de carbono generada por el tráfico rodado en la región, que representa cerca del 39% de las emisiones de gases de efecto invernadero en América Latina y el Caribe. Asimismo, la mayoría de los países de la región se han comprometido a reducir sus emisiones contaminantes en los próximos años, apostando por el transporte público como motor del cambio.

Chile y Colombia tienen como objetivo convertir todos sus autobuses en vehículos eléctricos para el año 2035, mientras que Argentina y Costa Rica han fijado metas similares pero con horizontes temporales más prolongados, hasta el año 2050. Otros países como Ecuador, Honduras o México también planean la transición gradual hacia la movilidad eléctrica en sus flotas de autobuses.

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Esta apuesta ha permitido que países como Chile, Uruguay, Colombia y Argentina ya cuenten con una importante penetración de autobuses eléctricos, superando a naciones con mayor tradición tecnológica como Alemania o Estados Unidos. No obstante, China lidera este campo, siendo el país con la mayor cantidad de autobuses eléctricos en el mundo y una electrificación del 64% de su flota total.

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Empresas chinas como BYD, Yutong, Higer o Farizon son proveedoras de autobuses tanto eléctricos como convencionales para diversas ciudades de la región, contribuyendo así a la modernización y mejora de la movilidad urbana. Su presencia abarca desde la renovación de flotas de trenes en el metro de Buenos Aires hasta la construcción de nuevas líneas de metro en Bogotá, Monterrey y Santiago de Chile.

Estos proyectos forman parte de la “nueva infraestructura”, una iniciativa que busca modernizar la infraestructura tanto en China como en los países participantes en la Iniciativa de la Franja y la Ruta. La movilidad eléctrica y el transporte ferroviario urbano son sectores prioritarios dentro de esta filosofía.

En América Latina, esta “nueva infraestructura” ha atraído a compañías chinas para llevar a cabo proyectos importantes como la expansión del metro de Santiago de Chile, la construcción de la línea 1 del metro de Bogotá, y la ampliación de líneas en Monterrey. Esta colaboración también puede impulsar la competencia con empresas de otras regiones, permitiendo encontrar soluciones más eficientes, ecológicas y competitivas para el desafío de la movilidad urbana en la región.

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*Este artículo fue originalmente publicado en la página web de REDCAEM

Economista y Doctorando en Ciencia Política y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), con un Máster en Análisis de Relaciones Económicas Internacionales por la Universidad Rey Juan Carlos.

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