La historia recurrente de Latinoamérica

La lucha histórica de Latinoamérica por un cambio

Algunas sociedades no logran extraer lecciones de su pasado para transformarlo

Por Antonio Rivera

En Guatemala, un largo conflicto armado interno que resultó en numerosas muertes llegó a su fin en 1996 con la firma de acuerdos entre el gobierno y la guerrilla. Estos acuerdos buscaban construir una sociedad más equitativa y justa, libre de conflictos como los que habían marcado décadas anteriores.

Tuve la oportunidad de presenciar los esfuerzos por este cambio desde la Misión de Naciones Unidas que supervisaba esos acuerdos de paz en el país. Un colega con el que colaboraba me compartió la siguiente historia:

“A Julio Ariz Leiva —entrenador del club San Pedro de Guatemala, de 47 años— lo contactaron por teléfono el pasado domingo al mediodía mientras almorzaba con su equipo. Al salir a la puerta, unos hombres con chalecos policiales lo recibieron con 15 disparos. Uno de los posibles motivos, según la investigación, era su negativa a manipular el resultado de un partido que San Pedro disputaría más tarde contra La Democracia en el Torneo Apertura de la segunda división. Otra teoría sugería que había generado conflictos al involucrarse con una mujer relacionada con el narcotráfico. Ariz Leiva solía afirmar: ‘El fútbol cambió mi vida’. Tal vez también le costó la vida”.

Guatemala aún se enfrenta a la incertidumbre sobre los motivos detrás de esta muerte. El sistema de justicia, que se intentó fortalecer en el pasado, es hoy ineficiente y mucho peor de lo que era hace veinticinco años. Se creía erróneamente que con medidas legales y organizativas se podría modificar el curso marcado por una historia trágica.

Argentina y Perú, dos realidades distintas bajo contextos similares

Guatemala no es un caso aislado. Si tomamos el ejemplo de Perú y lo comparamos con Argentina, un país con una historia distinta y formado por inmigrantes que emplearon otros recursos, encontramos similitudes en su lucha por romper ciclos históricos que los mantienen estancados.

La élite argentina fue más exitosa que la peruana en muchos aspectos. Perú posee y ha tenido recursos naturales más variados que Argentina. A pesar de que la sociedad argentina logró cierta homogeneidad a expensas de la población aborigen, en Perú se mantuvo una diversidad cultural, aunque de manera precaria. A pesar de estas diferencias, ambos países, dos siglos después de su independencia, siguen sumidos en una situación lamentable.

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En ocasiones, a corto plazo, no resulta evidente la falta de progreso. Tanto Argentina como Perú han experimentado periodos de crecimiento económico que han beneficiado a sectores desfavorecidos, generando ilusiones de cambios futuros. En Argentina, estos momentos llegaron con cada aumento de las exportaciones, ya sea de trigo en el pasado o de soja en la actualidad. Perú vivió experiencias similares con los precios internacionales de minerales, guano y harina de pescado en distintas épocas.

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