Un emotivo abrazo y la reafirmación de un vínculo familiar
Una intensa mezcla de emociones, lágrimas de alegría y el deseo profundo de reconstruir una vida fragmentada marcaron el instante conmovedor en el que Luz Núñez, procedente de la República Dominicana, pudo abrazar a su hija, Candy De Jesús Núñez, tras cuatro décadas de separación forzada. Esta emotiva reunión supuso el final de una ardua búsqueda y el comienzo de un nuevo capítulo en sus vidas.
El esperado encuentro tuvo lugar en Far Rockaway, Nueva York, ciudad a la que Luz había llegado hace tres décadas con la esperanza de reunirse con su hija perdida. La oportunidad se materializó gracias a la realización de una prueba de ADN por parte de Candy, cuyos resultados coincidieron con los de un sobrino que también se había sometido a dicho examen.
Ante las cámaras de Univisión Noticias, Luz expresó con emoción: “Siempre he implorado a Dios para que llegara el momento de conocerla… nunca imaginé que esa oportunidad sería una realidad para mí”.
Roberto Ramírez, sobrino de Luz, compartió su sentir: “Cuando vi sus documentos, supe de inmediato que ella pertenecía a nuestra familia”.
Por su parte, Candy, quien fue llevada ilegalmente a Estados Unidos y adoptada por una familia en Florida, siempre tuvo la sensación de que algo crucial le faltaba en su vida. “Siempre he sentido un vacío en mi corazón, pero cuando cumplí los 32 años, mi otra madre encontró mi certificado de nacimiento… el hecho de que ella nunca dejó de amarme y de buscar, y ahora estoy aquí”, reveló Candy en inglés.
Reencuentro con matices de nostalgia
El periódico internacional señaló que la reunión estuvo eclipsada por la ausencia de otra hija de Luz, quien lamentablemente falleció en febrero de este año, añadiendo una carga adicional de melancolía al feliz reencuentro.
Candy arribó a Far Rockaway desde Orlando en compañía de sus hijas, completando así un círculo familiar que había permanecido incompleto durante décadas. En el momento de la reunión, expresó con sorpresa: “Realmente está sucediendo”.
La familia se encuentra ahora concentrada en recuperar el tiempo perdido, compartiendo comidas y momentos especiales juntos. No obstante, el relato continúa abierto, pues aún queda por encontrar a otro hermano desaparecido, manteniendo así viva la esperanza de futuros reencuentros.
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