En la gran ciudad de Nueva York, Ramón Tolentino brilló como la estrella principal en la celebración del “Desfile Dominicano del Bronx”, llevado a cabo el domingo pasado, evento al que asistieron cientos de miles de dominicanos a lo largo de Grand Concourse Avenue.
Personalmente presencié cómo en un tramo de menos de doscientos metros, alrededor de mil individuos le extendieron saludos, mientras él recorría un total de dos kilómetros.
En su andar, acompañado del asambleísta del partido demócrata George Álvarez, Tolentino recibía aclamaciones por doquier. Las voces en el aire incluían expresiones como “Tolentino, Atención País”, “Tolentino, Tolentino”, solicitudes de “Tolentino, una foto” y llamados de “Ven por aquí”, mientras múltiples manos se agitaban en el aire en señal de aprecio.
Delante de su posición en el desfile se encontraban figuras notables como el alcalde Eric Adams, el cónsul Eligio Jáquez, el congresista Adriano Espaillat, el senador federal Chuck Schumer, la asambleísta Yudelka Tapia, el diputado electo por el exterior Cirilo Moronta y el activista comunitario Roberto Rojas.
Además, personajes prominentes como altos oficiales del Departamento de Policía de Nueva York, Guillermo Linares, a la cabeza de la Corporación de Servicios Educativos Superiores; Vanessa Gibson, presidenta y fiscal del condado, y Darcel Clark, respectivamente, se alejaban paulatinamente de Tolentino. Esto se debía a que, mientras el grupo proseguía hacia el final del recorrido, Tolentino se tomaba su tiempo para responder a los saludos de la multitud.
Entre los comentarios de aquellos presentes se destacaba la opinión de que cualquier político dominicano en Nueva York con baja aceptación popular debería buscar la asistencia de Tolentino para ganar promoción y favorabilidad entre los electores.
Como si fuéramos viejos camaradas, este reportero acompañó a Tolentino en parte de su ruta, y ambos fuimos invitados repetidamente por compatriotas a gritar los eslóganes característicos de nuestras coberturas en radio y televisión, los cuales son bien recibidos y apreciados por la comunidad dominicana.
En coro, ambos exclamíamos: “Atención País”, “Titua, Titua, Pipan, Pipan, Po, Po, Po”, yo defendía a Nueva York y él a la República Dominicana con mi aparato de radio.
Tolentino ofreció palabras de agradecimiento por haber sido elegido Gran Mariscal y resaltó la importancia de la celebración. “Es una jornada que nos une, que resalta la relevancia de nuestra historia y la dedicación hacia las próximas generaciones”, señaló.
Además, enfatizó la prioridad de inscribir inicialmente a los niños dominicanos en los sistemas educativos, antes que a los niños haitianos, queriendo garantizar a los compatriotas en Estados Unidos su compromiso con la educación de los dominicanos en su tierra natal.