Pregunta: Profesor, ¿de qué manera garantizarán nuestros hijos su futuro financiero?
Respuesta: A través de los recursos hídricos nacionales y los beneficios que ofrecen los ecosistemas de las zonas protegidas.
Es conocido que los extensos periodos de sequía nos preocupan considerablemente, ocasionados en zonas como la Línea Noroeste y la Región Enriquillo. Asimismo, las estaciones de lluvias intensas que superan la capacidad de absorción de los bosques montañosos resultan en la inundación de áreas bajas, destrucción de los lechos de los ríos, erosión de infraestructura crítica para el avance socioeconómico y, en ocasiones, en pérdidas de vidas y bienes por la devastación ambiental y el desmonte de bosques ribereños.
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No obstante, el principal recurso para el crecimiento a largo plazo de la nación recae en nuestras Aguas Nacionales y en la riqueza de los ecosistemas dominicanos. Imaginemos el escenario en que el Yuna, siendo la segunda cuenca hidrográfica más importante y vital para la seguridad alimentaria mediante sus aguas, dejara de fluir. Esta cuenca es fundamental para almacenar agua en los ocho embalses más grandes de la región del Caribe, situados en áreas elevadas y enclavadas en los parques nacionales Valle Nuevo y La Humeadora, tales como Hatillo, Rincón, Blanco, Pinalito, Arroyón, Tireíto y otros dos pequeños embalses estratégicamente posicionados.
Hablar de crecimiento económico y bienestar futuro sin considerar la importancia de espacios naturales como la Isla Saona del Parque Nacional Cotubanamá, Bahía de las Águilas o Pelempito en los parques nacionales Jaragua y Sierra de Bahoruco sería un gran error. De igual manera, subestimar la necesidad de agua para la agricultura, la ganadería y la producción de energía limpia sin mencionar los parques nacionales Armando Bermúdez, José del Carmen Ramírez, Nalga de Maco y el limitado Manolo Tavares Justo sería ignorar una pieza clave en nuestro desarrollo sostenible.
Fortaleciendo la Base de Nuestra Economía Futura
Es fundamental integrar estrategias que promuevan la sostenibilidad y el aprovechamiento responsable de nuestros recursos naturales como columna vertebral de la economía de las generaciones futuras. Adoptar políticas de conservación, educación ambiental y promover un cambio cultural hacia el respeto y valoración de nuestros ecosistemas conducirá a un futuro donde el bienestar económico esté estrechamente ligado con la preservación del medio ambiente.
En este contexto, se hace imprescindible fomentar la conciencia sobre la relevancia de las áreas protegidas, no solo desde una perspectiva ambiental, sino también económica. Iniciativas que impulsen el ecoturismo, la inversión en energías renovables y el desarrollo de prácticas agrícolas y pecuarias sostenibles pueden marcar la diferencia en cómo aseguramos no solo el bienestar de nuestros hijos, sino también la salud y riqueza de nuestro planeta. Estas medidas permitirán una transición hacia una economía más resiliente y capaz de enfrentar los desafíos del cambio climático.