Jóvenes enfrentan restricciones para obtener trabajos dignos

La entrada a empleos formales y remunerados de manera justa mejora notoriamente en el territorio solo para aquellos jóvenes que llegan al mercado laboral con ciertos niveles de educación previos, mientras que, en contraposición, existe un creciente y considerable grupo de jóvenes cuyas opciones se limitan a trabajos informales y de bajos ingresos para subsistir. Este fenómeno refleja una triste verdad en el 57% de la economía local, la cual sigue inmersa en la informalidad, enfrentando retrasos y falta de protección en aspectos como salarios mínimos, seguridad social y compensaciones por despido conforme a derechos ya ganados. Se encuentran a merced de empleadores que extraen grandes beneficios de lo que podría considerarse como nuevas formas de esclavitud, dado que muchos deben conformarse con salarios insuficientes para evitar caer en la indigencia. La diferencia entre esta situación y formas antiguas de subyugación es mínima.

Añadiendo a este escenario, la perspectiva de seguridad laboral y calidad de vida para estos jóvenes se ve notablemente mermada, implicando una urgente necesidad de revisar y mejorar las políticas de empleo y educación. Sin un cambio significativo, las generaciones futuras podrían encontrarse atrapadas en un ciclo de pobreza y exclusión difícil de superar, perpetuando desigualdades y limitando el progreso socioeconómico del país.

Análisis de la CEPAL sobre la situación laboral juvenil en República Dominicana

Un análisis detallado realizado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), enfocado en la República Dominicana, subraya severamente la limitada capacidad de los jóvenes para acceder a trabajos bien remunerados bajo condiciones justas. Conseguir un título universitario coloca a la mayoría de estos graduados lejos de empleos explotadores. Quienes finalizan estudios técnicos representan menos del 20% en las cifras de desempleo y salarios bajos. Incluso, el simple hecho de completar la educación secundaria garantiza ocupaciones dignas y adecuadas para más del 80% de los casos. Esta realidad pone en evidencia el fracaso de la educación como pilar de equidad social.

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Este estudio de la CEPAL ilumina no solo la importancia de una formación académica y técnica adecuada como vehículo de ascenso social y económico para los jóvenes, sino también el papel crítico que juegan las políticas educativas en la promoción de una fuerza laboral calificada que pueda integrarse adecuadamente en el mercado de trabajo formal. La brecha entre educación y empleabilidad no solo afecta a los individuos en su desarrollo personal y profesional, sino que también tiene repercusiones amplias en la economía y la cohesión social del país.

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