Imane Khelif, nacida en Argelia, se aseguró una distinción en los Juegos Olímpicos de París el sábado pasado, en medio de una tormenta mediática causada por una serie de agresiones verbales y conceptos erróneos publicados en internet. Este hecho ha contribuido a una discusión más amplia acerca de la identidad de género dentro del deporte.
En la competencia de cuartos de final, Khelif salió victoriosa frente a la húngara Anna Luca Hamori con un marcador de 5-0, compitiendo en la categoría de 66 kilogramos.
Este triunfo, que es el segundo para la argelina, le garantiza por lo menos una medalla de bronce, marcando una experiencia llena de controversias en sus segundos Juegos Olímpicos.
Internacionalmente, Khelif ha estado bajo los reflectores después de que se reportara por la Asociación Internacional de Boxeo (IBA, por sus siglas en inglés) que la atleta no cumplió con un examen de elegibilidad que no se especificó para las competiciones femeninas el año pasado. Dicha asociación ha sido excluida del movimiento olímpico a raíz de múltiples escándalos.
El jueves, Khelif consiguió una victoria en su primer combate en París 2024, ya que su adversaria italiana, Angela Carini, se retiró llorando a apenas 46 segundos de iniciado el encuentro.
Esta retirada inesperada añadió más leña al fuego en el ya intenso debate sobre la identidad de género y los reglamentos deportivos al respecto. Personalidades como el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la escritora J.K. Rowling, han realizado declaraciones incorrectas sugiriendo que Khelif es un hombre o es transgénero.
Entidades que defienden a la comunidad LGBTQ+ han señalado que semejantes comentarios cargados de intolerancia podrían poner en peligro no solo a los deportistas pertenecientes a dicha comunidad, sino también a las mujeres, en unos Juegos Olímpicos de París que se han pronunciado a favor de la inclusión y han sido el escenario de otras controversias, por ejemplo, la surgida en torno a la ceremonia de inauguración debido a la participación de drag queens y a referencias supuestas a la “Última Cena” de Leonardo Da Vinci.
Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, defendió a Khelif y a Lin Yu-ting de Taiwán el sábado. Ambas fueron descalificadas por la IBA en el campeonato mundial del año pasado, una organización que ahora no es reconocida dentro del movimiento olímpico.
La IBA declaró que ambas boxeadoras habían fallado en pasar los exámenes de elegibilidad para competir en la categoría femenina.
A pesar de haber participado en eventos de la IBA durante años sin incidentes, este órgano, influenciado por Rusia y que ha tenido conflictos con el COI por escándalos de corrupción entre jueces, decisiones autoritarias y malversaciones financieras, se ha mantenido en silencio respecto a detalles sobre dichas pruebas, resaltando una falta de transparencia en casi todos los aspectos de su gestión, particularmente en tiempos recientes.
Un futuro brillante en el boxeo olímpico pese a los obstáculos
A pesar de las controversias, la historia de Khelif es un testimonio del espíritu indomable de los deportistas que logran destacar en escenarios internacionales pese a enfrentarse a desafíos tanto dentro como fuera del ring. Su capacidad para mantenerse enfocada y lograr una medalla en condiciones tan adversas es una inspiración para muchos jóvenes deportistas alrededor del mundo que enfrentan barreras, no solo en su disciplina deportiva, sino también en el entorno social y mediático.