Descubre la ventaja de competir en los carriles centrales durante las olimpiadas de natación

Zhanle Pan de China y Leon Marchand de Francia comparten un logro destacado.

En los Juegos Olímpicos realizados en París en 2024, ambos se distinguieron en sus especialidades (Pan estableciendo un nuevo récord mundial en los 100 metros estilo libre y Marchand un récord olímpico en los 200 metros pecho).

Curiosamente, ambos nadaron en la calle 4.

Es una práctica habitual que los competidores con mejor desempeño previo naden en las calles 4 y 5, ya que estas se asignan según los tiempos logrados en las rondas clasificatorias.

Este fenómeno fue analizado por Trey Taylor, presidente del Comité Nacional de Entrenadores de U.S. Masters Swimming, una asociación que agrupa a 60,000 nadadores de alto rendimiento en más de 1,200 clubes y equipos en los Estados Unidos.

Interferencia y flujo del agua

Taylor comenta que siempre ha habido un gran interés por entender las dinámicas que implica nadar en los carriles centrales, los cuales están rodeados por verdades, mitos y creencias populares.

La disposición de las ondas en la piscina durante una competencia es uno de esos aspectos clave.

Es común entre los expertos la creencia de que las calles 4 y 5 ofrecen una posición privilegiada para evitar la mayor parte de las turbulencias ocasionadas por el resto de los nadadores.

Gracias a esto, nadar resulta ser más eficiente y menos agotador.

Según explica Taylor, estas calles centrales “ofrecen una posición óptima frente a las olas de arrastre que se generan durante la competencia”.

A diferencia de estas, las calles exteriores sufren más el impacto de las olas contra las paredes de la piscina, lo cual puede perjudicar directamente su rendimiento.

En este contexto, es común que en las competiciones de alto calibre se dejen carriles sin ocupar en los extremos para minimizar las diferencias provocadas por este fenómeno.

Dentro de las competencias de relevos, el manejo de las turbulencias se vuelve aún más crucial.

Taylor señala la importancia de elegir el carril central en los relevos, donde la estrategia para utilizar el ‘agua limpia’ que dejan los nadadores más rápidos es fundamental.

Colocar al segundo relevista más veloz al frente en vez de seguir el orden tradicional 4,3,2,1 puede brindar a los nadadores subsiguientes ventajas importantes.

Y no hay que olvidar el efecto de la profundidad de la piscina en este contexto.

Las piscinas más profundas permiten una mejor disipación de la energía de las olas, lo cual resulta en un ambiente de nado más tranquilo y controlado, favoreciendo a todos por igual.

Contrario a esto, las piscinas menos profundas incrementan las turbulencias, afectando en mayor medida a quienes nadan en las calles periféricas.

Capacidad de observación

La habilidad para observar a los rivales es otro aspecto crítico.

Aquellos en las calles centrales pueden mantener a todos sus adversarios en su línea de visión.

Esta ventaja permite controlar y adaptarse a las estrategias de los competidores con mayor eficacia, especialmente en los estilos libre y mariposa, donde se respira hacia los costados.

De acuerdo con Taylor, esto se traduce en una “ventaja observacional”, pues reduce las posibilidades de ser sorprendido por un competidor que avanza rápidamente desde atrás.

La capacidad de ver y ajustarse a los movimientos de los otros nadadores facilita la toma de decisiones tácticas durante la carrera, como saber cuándo acelerar o cuándo conservar energías.

Asimismo, los carriles centrales suelen ser menos propensos a distracciones, ya que los exteriores están más expuestos a interrupciones como las olas y el ruido que estas generan.

Influencias psicológicas

Existen también consideraciones psicológicas, aunque no siempre juegan a favor de quienes ocupan las calles centrales.

Algunos especialistas argumentan que ubicarse en estas calles puede motivar más al nadador, sabiendo que ha superado en desempeño a sus oponentes en etapas previas.

A su vez, los nadadores en los extremos podrían sentirse más aislados y con menos control sobre la carrera, lo que puede ser desmotivante.

No obstante, según Tray, convertirse en el centro de atención puede añadir una presión psicológica adicional, lo cual podría afectar negativamente a algunos competidores, mientras que otros pueden aprovechar esta presión a su favor.

“El éxito en la natación depende de un balance entre la fortaleza mental y el entrenamiento físico. A veces, un carril central puede ser el camino al oro, pero en otras, un carril exterior puede ser la sorpresa de la competencia. Todo depende del nadador”, concluye.

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