Alcanzando el triunfo a través de la liberación
Quien alcanza el éxito no está sujeto a ninguna limitación; al menos, a muy pocas. Está consciente de su destino y de su propósito en este reducido espacio geográfico. Triunfar implica sentirse desarrollado, pleno y evolucionado; está relacionado con alcanzar un estado de tranquilidad interna. El éxito implica liberarse de las cargas impuestas por una sociedad repleta de imágenes confusas y difíciles de alcanzar. El éxito tiene su coste, y a veces ese costo es elevado y doloroso. Si asociamos el éxito con la fama, nos encontramos en una espiral de confusión; la fama es efímera y volátil, como un deseo abstracto e imperceptible, aparece y desaparece, corre y se fatiga, se desgasta y se evapora como el agua en el pavimento ardiente.
Alcanzar el éxito también implica protegernos de aquellos entornos seductores y alucinógenos, entornos que nos influencian, nos condicionan y nos obligan a conformarnos con la mediocridad, a adoptar pensamientos comunes, a unirnos a filas que nos conducen hacia una muerte social y existencial. Ser exitoso significa no permitir que la sociedad tome decisiones por nosotros de manera constante. El individuo exitoso impacta en la sociedad de la misma manera en que la levadura se integra en la masa de un preparado culinario. Los distintos sistemas políticos y económicos, así como la variedad ideológica que ha surgido a lo largo del tiempo como resultado de pensamientos disidentes, nos han alcanzado y nos llevan de la mano como si fuéramos seres sin discernimiento. Nos trasladan de un esquema a otro, y sin ser conscientes, llegamos a un final que se convierte en un nuevo inicio carente de sentido. Escapar de esta dinámica es vivir con éxito.
El éxito es complejo, ya que nos sitúa en la cima, nos coloca en un punto visible e influyente; es en ese lugar donde la oportunidad de servir y dejar un legado se convierte en un privilegio singular y vulnerable. Estar en la cima es un arma de doble filo, nos permite humillar y someter a otros, nos brinda la oportunidad de contribuir a la construcción de un mejor entorno político; también queda claro que llegar a la cima nos habilita para encarnar un modelo a seguir en esta tierra, un referente que señala el camino y satisface la sed que todos albergamos, la sed de “ser” alguien.
Alcanzar el éxito no implica ignorar la influencia del aspecto material en el ámbito abstracto. Reconocer la importancia del dinero es parte fundamental del éxito. El dinero no es nocivo, es una herramienta que mueve a la sociedad en la misma dirección en la que late el corazón de aquel que lo utiliza como guía. El dinero y el poder se emplean para sanar, transformar, levantar a los caídos, crear estructuras educativas que rompan con los paradigmas que han perpetuado la pobreza hasta ahora. Triunfar es liberarse de los círculos que buscan encasillarnos y nos aíslan en burbujas.
Enviamos felicitaciones a todos aquellos que han alcanzado la cima del éxito. A quienes tienen la capacidad de autoexaminarse y convertirse en agentes de cambio. Felicitamos a todos aquellos que han obtenido fama, poder y riqueza; sin embargo, a pesar de sus logros, mantienen una ética de obtener todo lo que puedan, ahorrar cuanto puedan y dar todo cuanto les sea posible. Triunfar es emular a Dios y comprender que tras leer estas líneas, nos queda menos tiempo para compartir el éxito obtenido con los demás.
Extra contenido: El camino hacia el éxito es personal y único para cada individuo, marcado por las elecciones que realizamos a lo largo de nuestra vida. No existe una fórmula mágica para alcanzar el éxito, pero sí es importante mantener una mentalidad abierta, perseverar en nuestros objetivos y rodearnos de personas que nos impulsen a crecer y evolucionar constantemente.