Futuro del trumpismo post-Trump

El legado del trumpismo después de Trump

El 3 de septiembre de 2024, el reconocido periodista de temas internacionales, Janan Ganesh, compartió sus reflexiones en un artículo publicado en el respetado diario británico Financial Times. En este texto, Ganesh plantea la posibilidad de que, en caso de una derrota de Donald Trump en las elecciones de noviembre, podría generarse un período de estabilidad política en Estados Unidos que perduraría por varias décadas. Ganesh describe este escenario diciendo que, si Trump resulta perdedor, existe una chance subestimada de que el panorama político del país se tranquilice a largo plazo. Aunque la polarización continuará presente, la idea de que el trumpismo sobrevivirá más allá de Trump, como una manifestación de fuerzas sociales profundas capaces de transformar la república en los próximos años, es menos certera que hace cuatro años.

Esperemos como comunidad que el resultado de las elecciones no cause un desequilibrio en la política estadounidense. Existiendo condiciones fundamentales que subyacen al surgimiento del trumpismo, como la desigualdad económica generada por la financiarización de la economía y la desindustrialización en áreas como el medio oeste del país, donde el trumpismo ha prosperado, principalmente entre la clase blanca desfavorecida que alguna vez respaldó al partido demócrata.

Por otro lado, el Partido Republicano, que en su origen representaba los ideales de Abraham Lincoln, ha sido influenciado por corrientes que defienden fervientemente el trumpismo y su movimiento MAGA. Algunos congresistas republicanos electos en 2022 se niegan a reconocer los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, en las que Trump fue superado por el presidente Biden. Además, muchos republicanos interpretaron los sucesos del 6 de enero de 2021 como una persecución contra Trump, en lugar de un atentado contra los valores democráticos e institucionales del país.

La continuidad del trumpismo

El discurso radical asociado al trumpismo es evidente entre sus seguidores, incluso en figuras prominentes como el propio Donald Trump y sus colaboradores, quienes han expresado en repetidas ocasiones su rechazo a aceptar una victoria de Kamala Harris en las elecciones. Este escenario podría desembocar en intentos de disturbios en los centros de votación o en eventos que emulen el trágico episodio del 6 de enero de 2021. Algunos especialistas sugieren que una derrota electoral de Trump podría conducirlo a enfrentar cargos criminales en Nueva York, aunque esta situación podría provocar más agitación política y convertirlo en un mártir, desencadenando incluso un conflicto interno en el país.

De materializarse la derrota de Trump, es probable que surjan nuevos líderes dentro de la corriente trumpista. Una posible figura en ascenso es J.D. Vance, actual candidato a la vicepresidencia en la línea de sucesión del trumpismo. Vance representa una vertiente intelectualizada del trumpismo, buscando ofrecer una base conceptual al movimiento de ultraderecha. La interrogante que surge es cómo enfrentar al trumpismo y a las corrientes ultraderechistas, y la respuesta se encuentra en la lucha contra la desigualdad económica como medida prioritaria.

Desafíos y perspectivas

En las últimas décadas, la élite liberal en Washington ha promovido lo que la filósofa estadounidense Nancy Fraser denomina como “neoliberalismo progresista”. Si bien se enfocan en aspectos como los derechos LGBT, la autonomía reproductiva de las mujeres, la inclusión económica de minorías mediante la meritocracia, la lucha contra el cambio climático y la modificación de patrones de consumo, no abordan las causas fundamentales de la desigualdad económica. Esta desequilibrio se profundiza con un sistema que favorece la financiarización en detrimento de servicios públicos esenciales como educación, salud, empleo digno y alimentos accesibles.

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La evolución tecnológica ha relegado a quienes en décadas pasadas, con apenas educación secundaria, podían mantener a sus familias con un empleo en la industria manufacturera. Hoy en día, la clase media se ha reducido en Estados Unidos, incluso entre aquellos con formación universitaria. La dependencia creciente de tecnología en el sector manufacturero y la externalización por parte de grandes corporaciones han agravado la situación, convirtiendo la política estadounidense en una plutocracia donde el poder económico determina el destino de la población.

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Para evitar que movimientos como el trumpismo perduren, es imperativo que la élite liberal abandone su posición de superioridad intelectual y enfrente la desigualdad económica de manera contundente, impulsando cambios estructurales que fomenten la equidad y el bienestar de toda la sociedad.

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