En París, bajo un cielo cubierto por nubes, el emblema de los Juegos Olímpicos brilló con fuerza, aupado en un globo aerostático que portaba el pebetero a lo largo de los Juegos. Este momento destacó en una ceremonia realizada a lo largo del Sena, marcada como la primera en su tipo fuera de un estadio, que, aunque fue opacada por la lluvia, no logró mermar el entusiasmo de los presentes.
Tanto la ex corredora Marie-José Perec, quien ha logrado tres medallas de oro olímpicas, como el judoka Teddy Renier, en la búsqueda de su cuarta medalla en su natal Francia, fueron los encargados de encender el pebetero, como gran final de una estafeta que tuvo su inicio con Zinedine Zidane, siguió con Rafa Nadal y contó con la participación de destacadas figuras del ámbito deportivo, tales como Serena Williams, Nadia Comaneci, Carl Lewis, y varios medallistas franceses incluyendo a Tony Parker, Amélie Mauresmo y el ciclista Charles Coste. Este último, nacido en 1924, año en que París fue anfitrión de los Juegos por última vez.
La Celebración Bajo el Agua y la Luz
Ascendiendo desde el Jardín de las Tullerías, el fuego olímpico se alzó en todo su esplendor, donde permanecerá hasta el 11 de agosto. En un momento emocionante, con Celine Dion, en la Torre Eiffel, cantando “El himno al amor” de Edith Piaff, los gritos de júbilo resonaron a lo largo del Sena, que además de ser protagonista del evento, se vio adornado por el desfile de 205 delegaciones, justo bajo una lluvia persistente.
El evento fue un desafío para los organizadores, quienes apostaron por una ceremonia abierta, a pesar de los desafíos climáticos y de seguridad. La amenaza de posible terrorismo durante el evento, afortunadamente, no se materializó, pero el mal tiempo sí puso a prueba la resiliencia del evento.
“Las pocas gotas de agua no son nada ante nuestro amor por los Juegos Olímpicos,” declaró el presidente del comité organizador, Tony Estanguet, demostrando que el espíritu olímpico supera cualquier obstáculo, incluido el climático.
La ceremonia, que tuvo un inicio inusual con Zidane recibiendo la antorcha en un Estadio de Francia vacío, fue una clara muestra de la disposición de París de llevar a cabo una ceremonia única. Esto destacaba el principio de una noche que prometía ser inolvidable, a pesar de los desafíos que presentaba el clima.
Un personaje misterioso e inspirado en ‘Assassin’s Creed’ se convirtió en el hilo conductor de un evento lleno de momentos significativos, que incluyó desde el desfile de atletas en embarcaciones por el Sena hasta performances artísticas y musicales de gran calibre.
Estrellas Bajo la Lluvia
Dentro del riquísimo repertorio musical, Lady Gaga y Aya Nakamura ofrecieron interpretaciones memorables, acompañadas de actuaciones artísticas que tomaron lugar a lo largo del río, mientras las embarcaciones avanzaban por el Sena bajo una lluvia que, a pesar de ser inusual para julio en París, mostró la resilencia y la alegría de los participantes y espectadores.
Cuando la lluvia intensificó, algunos asistentes prefirieron retirarse, y los atletas, bajo chubasqueros, aceleraron su marcha, optando por no participar en el desfile final previsto en el Trocadero. Sin embargo, no pudieron presenciar el momento cumbre de la noche, en el que Zidane, recibió nuevamente la antorcha para entregarla a un emocionado Nadal, augurando una competencia memorable en la capital francesa.
Desde el Jardín de las Tullerías hasta el Museo del Louvre, la antorcha fue llevada en una procesión final que contó con la presencia de deportistas de la talla de Amelie Mauresmo, Tony Parker, y otros campeones franceses, culminando con Perec y Riner encendiendo un pebetero que, contra toda adversidad, brilló en lo alto de París, acompañado por la emotiva voz de Céline Dion, cerrando con broche de oro la ceremonia.