Sensaciones de inquietud y tensión
Durante el pasado fin de semana tuve un encuentro con un viejo conocido que estaba visiblemente inquieto y perturbado. Compartió conmigo que había acudido por primera vez a un especialista en psiquiatría.
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Entre sus preocupaciones principales se encontraba el avance de la inteligencia artificial, con la creencia de que los robots, con sus bots y algoritmos, podrían llegar a controlar a la humanidad. Expresaba su temor de que los robots, superando a los humanos en juegos como el “go” y el ajedrez, adquirirían la capacidad de dominar a la humanidad de manera autónoma, convirtiéndose en una suerte de monstruos tipo Frankenstein. Profetizaba que los robots chinos tratarían a los seres humanos como si fueran simples hormigas. A pesar de sentir algo de alivio al saber que los países occidentales estaban implementando medidas para regular la inteligencia artificial, su preocupación crecía al descubrir que China seguía sin imponer límites en este ámbito, lo que podría llevar a su dominio mundial. Además, manifestaba inquietud frente a la posibilidad de que las vacunas chinas contuvieran algún tipo de “chip” que pudiera ser activado en el futuro.
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En cuanto a la coyuntura política, le atemorizaba la posibilidad de una victoria de Donald Trump en las elecciones de noviembre y las consecuencias que ello podría traer, como un aumento de aranceles que afectaría a las zonas francas del país. También destacaba su preocupación por la supresión de los mecanismos de reunificación familiar que permitía a los dominicanos obtener la residencia permanente en Estados Unidos. Recordaba con nostalgia la época en la que dictadores como Perón, Pérez Jiménez y Batista encontraban refugio en la República Dominicana, mientras observaba con resignación la permanencia en el poder de figuras autoritarias como Maduro, Ortega y Díaz Canel en América Latina, sin la intervención de organismos como la CIA o el US Marine Corps.
En un nivel más global, se mostraba preocupado por los conflictos en Ucrania e Israel, así como por la polarización política y el crecimiento de movimientos de extrema derecha en todo el mundo. La migración masiva, el impacto del cambio climático y la crisis climática eran temas que lo mantenían angustiado. Además, cuestionaba la construcción de mansiones en zonas costeras ante la amenaza de la subida del nivel del mar por el derretimiento de los icebergs en la Antártida. La posibilidad de una reforma tributaria que beneficiara a los sectores más acomodados mientras los más vulnerables perdían sus recursos en juegos de azar también generaba desasosiego en él.
En relación con su consulta con el psiquiatra, mencionó un cambio en sus hábitos de consumo de noticias y su interés por la literatura clásica como estrategia para calmarse en medio de un panorama desafiante. La recomendación de buscar novelas clásicas en formato podcast como alternativa a los periódicos tradicionales fue una sugerencia que pareció resonar en él, demostrando una disposición a adaptarse a las nuevas formas de acceso a la información.
Como reflexión final, cabe destacar que el autor de este relato ha alcanzado los 86 años de edad, lo que añade una perspectiva adicional a sus inquietudes y preocupaciones cotidianas.