Fraude electoral: un enfoque analítico
Al retornar a la desagradable rutina tras unas agradables vacaciones, me enfrenté con sorpresa y resignación a constatar que aquellas situaciones que intenté dejar atrás durante unos días de respiro, persisten en su caos o incluso han empeorado desde mi intento fallido de evadir mi cotidianidad como trabajador asalariado.
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Entre los inconvenientes se destacan el desorden infernal del tráfico, los cortes de energía que nos persiguen cuando el calor aprieta y agobia, y las artimañas de nuestros líderes políticos, quienes nos recuerdan constantemente que si no cometen errores al inicio, lo harán al final, siendo siempre otros los perjudicados por las consecuencias, explicando así por qué los ciudadanos nunca cuentan con recursos suficientes para cubrir los desatinos que dejan a su paso.
Un caso relevante es la designación de Kelvin Cruz en el Ministerio de Deportes, quien recientemente fue elegido alcalde de La Vega. Su renuncia al cargo se vio acompañada también por la dimisión de la vicealcaldesa, alegando que al ceder su puesto permitiría que un miembro del partido oficialista, PRM, ocupara la posición vacante. Ahora, surge una laguna legal, una situación ambigua que no define claramente el procedimiento para designar a su reemplazo, mientras desde la oposición el PLD acusa al partido de Gobierno de intentar imponer un alcalde ilegítimo en La Vega.
Mientras se resuelve esta confusión legal, los ciudadanos de La Vega, quienes votaron mayoritariamente por un alcalde muy popular y una vicealcaldesa como su sucesora, se encuentran en la incertidumbre de quién ocupará el cargo, sabiendo que no otorgaron su voto a ese individuo. Es comprensible entonces que empiecen a considerarse víctimas de un fraude electoral, en el cual hay más de un responsable y numerosos cómplices.