La esfera digital y las plataformas de comunicación online están dominadas por intereses específicos de grupos transnacionales que controlan el flujo de la información según sus conveniencias y agendas.
Se ha vuelto evidente cómo ciertos conglomerados económicos de la derecha en América y Europa han implementado estrategias para perpetuar los sistemas políticos que les favorecen, explotando a naciones menos poderosas a través de políticas, obstáculos y sanciones diseñadas para someterlas.
Este fenómeno se ha manifestado de manera palpable en América Latina a través de la cobertura mediática de las elecciones en países como Bolivia, Brasil, Argentina, Colombia, Ecuador, Chile, y recientemente en Venezuela; sin mencionar el tratamiento informativo hacia Cuba.
La inversión en proyectos que acumulan y monopolizan el conocimiento humano ha permitido a estos grupos no sólo explotar nuevos métodos de dominación, sino también utilizar estas herramientas para difundir su ideología, minar la autonomía nacional, manipular la narrativa informativa, confundir y engañar a los usuarios de medios digitales, haciéndoles creer que poseen influencia sobre los acontecimientos globales.
La verdad, sin embargo, es que Internet y sus redes sociales suelen promocionar narrativas que separan a la comunidad, fomentan el materialismo y nublan el juicio crítico de los usuarios.
Un Escenario Que Invita a Reflexionar
Este escenario nos invita a reflexionar sobre la naturaleza y el impacto de la información que consumimos en línea. Es crucial desarrollar un pensamiento crítico que nos permita cuestionar las fuentes de nuestras noticias y la intención detrás de ellas. Al comprender la estructura de poder que subyace a los medios digitales, podemos empezar a buscar narrativas alternativas que nos ofrezcan una comprensión más completa del mundo.