La necesidad de modernizar la constitución y su percepción desactualizada de un documento escrito
Exageración proveniente del pasado con visión estratégica por parte del presidente Joaquín Balaguer en algún momento de su larga dictadura para recordar a los ciudadanos que del texto oficial proclamado con solemnidad a la realidad se ha tenido que avanzar considerablemente. La falta de avances en la implementación de normativas evidencia la mayoría de los abusos de poder, incluyendo la omisión de medidas concretas para garantizar los derechos básicos de los gobernados como el acceso universal a la alimentación, la salud y la educación de niveles insuficientes, marcados por la mala gestión y la corrupción.
Cuando los grupos paramilitares de décadas anteriores a 1978 golpeaban a jóvenes en Santo Domingo, la Constitución parecía estar cerca de perder su relevancia, debido a las acciones de dicho gobernante.
Las constantes reformas realizadas de manera improvisada para ajustarla a intereses continuistas, que son las responsables de la mayoría de sus modificaciones, confirman la fragilidad de la llamada Carta Magna, lo que en cierta ocasión llevó al profesor Rafael Richez Acevedo a destacar a sus alumnos de derecho de la UASD que “vivimos en un país con muchas constituciones pero con escasa constitucionalidad”; siempre dispuesto a reducir su duración que ahora se esforzará por superar. Por el momento, la falta de adaptación de numerosas leyes al texto constitucional vigente reafirma la incoherencia ya reconocida por JB que no es una bebida alcohólica.
Otro punto de vista: Buscando una alternativa para evitar la falta de actualización
Es crucial reconocer la importancia de adaptar la Constitución a las realidades actuales y garantizar la efectividad de sus disposiciones para el beneficio de la sociedad. La revisión periódica de estas normativas es fundamental para asegurar su validez y relevancia en un contexto en constante evolución.