La relevancia de la lengua en la salud bucal
El órgano lingual, parte esencial de la cavidad oral, constituye un elemento crucial para el adecuado funcionamiento del sistema bucal. Dotada de papilas gustativas y vital en la formación del bolo alimenticio, este músculo móvil desempeña un papel fundamental en la fonación y en el mantenimiento de la salud oral. La presencia de placa bacteriana en su superficie puede derivar en problemas si no se elimina diariamente. En casos de prótesis mal ajustadas o restauraciones inadecuadas, la lengua puede manifestar incomodidad, generando laceraciones y lesiones que, de no tratarse a tiempo, pueden tener repercusiones en la salud en general.
De apariencia usualmente rosada y textura rugosa debido a las papilas gustativas, la lengua se adapta a diversas situaciones, reaccionando ante cambios de temperatura y movilizándose de forma vascularizada. Sin embargo, ante ciertos hábitos, síndromes o condiciones especiales, su tamaño y textura pueden modificarse, lo que afecta la salud bucal al incidir en la posición de los dientes y favorecer el desarrollo de caries y enfermedades periodontales, así como complicar la articulación del habla. Esto no solo repercute en la salud bucal, sino también en el bienestar y la salud en general.
Las afecciones que pueden comprometer la salud de la lengua abarcan desde simples inflamaciones, como la glositis, hasta lesiones malignas. Entre las más comunes se encuentran la candidiasis, que provoca lesiones de hongos asociadas a la falta de higiene y el uso inadecuado de objetos en la boca; la glositis, caracterizada por una inflamación y cambio de color en la lengua; la lengua geográfica, una inflamación benigna con áreas lisas e irregulares; la papilitis, inflamación de las papilas gustativas; la leucoplasia, manchas blanquecinas relacionadas al tabaco; las aftas, llagas dolorosas; y el cáncer, que puede desarrollarse en la lengua.
Es fundamental que cada persona considere la lengua en su rutina de higiene oral, dado que gran parte de la placa bacteriana se acumula en su superficie, repercutiendo en la cavidad oral en su totalidad. Los hábitos linguales, identificables incluso por los padres, pueden afectar la posición de los dientes y, por ende, la mordida. Por otro lado, el consumo de alimentos altamente condimentados puede alterar las papilas gustativas, afectar el sentido del gusto y provocar glositis.
Al acudir al odontólogo, es relevante que se revise también el estado de la lengua y su salud, ya que la prevención es clave para evitar complicaciones futuras en la salud bucal.