Enfrentando la realidad política
Una vez más, la preocupación se centra en el financiamiento público de los partidos políticos. Algunos opinadores, que en el pasado respaldaron la drástica reducción de fondos estatales durante la campaña electoral, ahora aplauden la posible eliminación de este financiamiento.
Detrás de estas propuestas radica el prejuicio hacia la política. No se trata de debatir que el financiamiento es esencial para la democracia o mejorar la transparencia en el manejo de los fondos, sino de un enfoque antipolítico que desacredita a los partidos y a los políticos.
Este enfoque antipolítico tiene raíces históricas que se remontan al elitismo del siglo pasado, promoviendo la idea de una minoría ilustrada como la única capaz de liderar moralmente la nación. Sin embargo, esto conllevó a la llegada de regímenes autoritarios como el de Trujillo en República Dominicana.
Los detractores de la política consideran a los partidos y políticos como inherentemente corruptos, defendiendo una visión simplista de la lucha entre buenos y malos. Esta postura ha llevado a cambios en los sistemas electorales que debilitan la representación popular y fortalecen el presidencialismo.
Es crucial mantener un sistema democrático competitivo basado en partidos políticos para asegurar la democracia y el Estado de derecho. La República Dominicana ha sido un ejemplo de democracia en América Latina gracias a sus partidos políticos y liderazgo responsable.
Es fundamental entender estas dinámicas y asumir las responsabilidades que conllevan, de lo contrario, el retorno a épocas autoritarias será inevitable.