El presidente retrocede de forma veloz

El presidente da marcha atrás de manera rápida

El 2 de octubre pasado, poco antes de que el Gobierno presentara el proyecto de “modernización fiscal” al país, compartí en este espacio un artículo titulado “Tanto hablar de la reforma fiscal”.

En ese momento expresé que la reforma fiscal se llevará a cabo cuando el Gobierno ya no pueda posponerla más, ante la amenaza de un desequilibrio macroeconómico. Será una acción obligada, no consensuada a nivel nacional.

También indiqué en aquel texto que, aunque lo establezca la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo de 2012, un acuerdo fiscal es complicado debido a los diversos e incluso opuestos intereses económicos en juego.

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La presencia de la clase empresarial en la escena política ya no es tan predominante como en el pasado. En las últimas dos décadas, la clase media dominicana ha crecido y las redes sociales han adquirido protagonismo para manifestarse; además, tras la pandemia, se ha producido una inflación que la población dominicana ha aceptado con serenidad. Un incremento impositivo, sumado a esta inflación, generaría un profundo descontento.

Desafíos y obstáculos en la reforma fiscal

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Por otro lado, el Estado dominicano opera con numerosas ineficiencias: exceso de personal, exenciones impositivas para vehículos de lujo de legisladores, déficits en el sector eléctrico, evasión fiscal y más. Esto dificulta justificar ante la ciudadanía un aumento de impuestos.

El lunes 7 de octubre, el presidente Luis Abinader presentó el proyecto de reforma, destacando que fue resultado de varios años de trabajo por parte de los técnicos del Gobierno, siendo introducido al día siguiente en el Congreso.

Fue inmediata la fuerte reacción en contra de diversos sectores, y con razón. El proyecto incluía la imposición de nuevos impuestos y la eliminación de algunos subsidios, ocasionando críticas en los medios, redes sociales, audiencias parlamentarias y protestas callejeras.

La retirada del proyecto de reforma fiscal

El sábado 19 de octubre, el presidente Abinader anunció la retirada del proyecto del Congreso debido a la presión popular. Así, después de tanto hablar sobre la imperiosa necesidad de la reforma fiscal desde el 2021, el Gobierno retrocedía pocos días antes de su presentación.

¿Por qué, entonces, el presidente Abinader sometió un proyecto que sabía generaría una reacción negativa de diversos sectores, a pesar de llevar cuatro años en el poder? La dinámica de eventos del 7 al 19 de octubre indica que la intención del Gobierno no era realmente aprobar dicha reforma fiscal, sino más bien simular un intento.

Si bien es cierto que el Gobierno busca incrementar sus ingresos, plasmar un proyecto que se dice elaborado con cuidado técnico, es presentado como vital y es retirado tan pronto, no promueve la democracia, sino que constituye una falta de respeto hacia los ciudadanos.

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Es imperativo que el Gobierno ordene sus asuntos internos, combata la evasión fiscal y disminuya su dependencia del endeudamiento. Porque, en este momento, el pueblo dominicano no está dispuesto a aceptar más cargas impositivas.

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