Mejorando la resiliencia frente al cambio climático
Siendo uno de los países más afectados por el cambio climático, República Dominicana ha necesitado ser más proactiva en la adquisición de deuda de manera natural.
A pesar de las controversias que han rodeado algunas de sus políticas públicas, especialmente en temas relacionados con la seguridad ciudadana y la incentivación del uso de criptomonedas, el presidente Nayib Armando Bukele Ortez de El Salvador ha demostrado poseer una notable visión y habilidades gerenciales, lo que le ha llevado a alcanzar el éxito en diversos ámbitos.
Recientemente, ha destacado nuevamente al lograr la mayor transacción de recompra de deuda por naturaleza firmada a nivel mundial, superando los 1,000 millones de dólares de deuda externa, financiado a través de un préstamo otorgado por el banco estadounidense JP Morgan Chase Bank.
Este acuerdo permitirá a El Salvador ahorrar 350 millones de dólares en intereses, recursos que serán destinados al Programa de Conservación y Restauración del Río Lempa, vital para la provisión de agua a dos tercios de la población.
La estrategia de recompra de deuda por naturaleza, que implica la conversión de deuda externa en moneda nacional para financiar iniciativas de conservación, surgió posiblemente a raíz de un artículo publicado por Thomas Lovejoy en el New York Times en 1984. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWP) fue pionero en la implementación de este mecanismo para promover actividades conservacionistas en los países en desarrollo.
Si bien este enfoque inicialmente enfrentó dificultades en su implementación, a lo largo de los años se ha refinado y el interés por su adopción ha crecido significativamente a nivel mundial.
Por otro lado, República Dominicana, otro país altamente vulnerable al cambio climático, ha debido intensificar sus esfuerzos en este tipo de operaciones de recompra de deuda, una tarea pendiente hasta el momento.
Recientemente, se ha observado un cambio de rumbo, ya que en julio de 2023 el Gobierno llevó a cabo una serie de capacitaciones y diálogos entre funcionarios públicos acerca de mecanismos financieros climáticos y sostenibles, como el intercambio de deuda por fondos verdes.
En esta iniciativa, se contó con el respaldo técnico de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) y del Instituto Global para un Crecimiento Verde (GGGI).
Es fundamental mantener la continuidad de estos esfuerzos para lograr resultados tangibles en el futuro, similares a los obtenidos recientemente por El Salvador.