Una mirada aguda
El origen del dicho “tener vista de lince” se remonta a Linceo, un personaje de la mitología griega que poseía una visión sobresaliente, permitiéndole ver a través de los objetos.
Además, a lo largo de la historia, muchas mujeres, a pesar de las barreras que enfrentaban, destacaron como inventoras. Algunas de sus creaciones incluyen: el periscopio (1845), la lavadora de platos (1886), el limpia-vidrios (1902), el juego de Monopoly (1903), los pañales desechables (1946), el corrector líquido (1956), el lenguaje de programación Cobol (1959), la cirugía láser para cataratas (1986) y el vidrio antirreflectante.
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En el ámbito de los inventos y las mujeres emprendedoras, destaca Barbe Nicole Ponsardin, conocida como la Viuda Clicquot. Proveniente de una familia acomodada, quedó viuda a los 27 años en 1805, con una hija pequeña. Su esposo, Francois Clicquot, era un productor de vino espumoso desde 1772. Tras su muerte, Nicole se enfrentó a su familia política y tomó las riendas de las bodegas y la producción. Vendió sus joyas, pidió préstamos, amplió los viñedos, mejoró los métodos de producción e inició la exportación, empezando por Rusia, donde el zar Alejandro I lo acogió con entusiasmo, para luego expandirse por Europa, siendo la pionera en etiquetar las botellas como “Veuve Clicquot”.
Preocupada por la claridad del champagne, la Viuda Clicquot inventó el sistema de “remuage”, que consiste en inclinar las botellas hacia abajo y girarlas frecuentemente para que los sedimentos se concentren en el cuello, posteriormente se sumergen en un líquido frío para expulsar el tapón congelado de sedimento. Este método ha sido adoptado por todos los productores de champagne. Al fallecer a los 88 años, dejó a la casa Veuve Clicquot Ponsardin la comercialización de 750,000 botellas en todo el mundo.