Desafíos y oportunidades para la próxima generación en la reducción de riesgos naturales
Escrito por: Ana María Pérez Castaño, Consultora de Iniciativas para Reducir Riesgos del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) en República Dominicana.
El evento anual en la lucha contra peligros naturales, que se conmemora cada año el 13 de octubre, nos invita a reflexionar sobre los objetivos establecidos en el Marco de Sendai para mitigar riesgos y daños a nivel global. Este año, se pone énfasis en “Empoderar a la nueva generación para construir una sociedad resistente”, abriendo las puertas a gobiernos, organizaciones y líderes comunitarios para visualizar a los jóvenes como agentes de transformación.
La incidencia del cambio climático ha incrementado la frecuencia y la intensidad de catástrofes, impactando de manera devastadora a las poblaciones más vulnerables. América Latina y el Caribe destacan como la segunda región del mundo más expuesta a desastres naturales. En las dos últimas décadas, más de 190 millones de individuos han sufrido las consecuencias de 1,534 desastres. Se proyecta que para 2050, aproximadamente 17 millones de personas serán desplazadas en búsqueda de mejores condiciones de vida, oportunidades económicas y servicios esenciales, todo a causa de los efectos del cambio climático. Es prioritario invertir en la generación venidera no solo como medida preventiva, sino como un imperativo si aspiramos a edificar sociedades seguras, resilientes y sostenibles para todos. Los jóvenes, con su energía característica, creatividad e innovación, pueden desempeñar un rol crucial en este proceso de construcción colectiva.
La juventud representa no solo un segmento impactado por los desastres, sino una fuerza transformadora capaz de liderar el cambio hacia el futuro deseado. Estos jóvenes, herederos de un mundo donde la tecnología es protagonista, cuentan con herramientas avanzadas como sistemas de alerta temprana, inteligencia artificial para predecir fenómenos climáticos, uso de drones y plataformas digitales para evaluar daños y gestionar riesgos, entre otros recursos. La correcta utilización de estas tecnologías asegurará que las generaciones venideras estén preparadas para reaccionar con eficacia y celeridad ante cualquier contingencia. Educar a los jóvenes en la utilización y desarrollo de estas herramientas es una inversión hacia el futuro.
El camino hacia la resiliencia futura no recae únicamente en los hombros de los jóvenes ni se limita a su responsabilidad; es un compromiso colectivo que demanda la colaboración intergeneracional. Las soluciones más efectivas emergen de la combinación de la innovación juvenil con el conocimiento y la experiencia acumulada por generaciones previas. En este sentido, el PNUD ha liderado espacios de diálogo y aprendizaje que permiten a jóvenes y adultos compartir ideas y estrategias para afrontar los desafíos climáticos y los desastres naturales.
Si bien el enfoque del PNUD no se circunscribe exclusivamente a la juventud, sus iniciativas incluyen programas integrales que atienden la resiliencia en diversos niveles y promueven la interacción con múltiples actores, generando espacios en los que los jóvenes puedan aprender de líderes existentes, amalgamando conocimientos tradicionales con soluciones innovadoras para fortalecer la capacidad de los sectores más vulnerables frente a desastres. Desde 1998, 19 Informes Nacionales sobre el Desarrollo Humano del PNUD han abordado específicamente el tema de la juventud, y numerosos estudios se han centrado en la juventud como un tema transversal.
En 2024, en un contexto marcado por una creciente crisis climática a nivel mundial, es esencial reconocer que la clave para reducir los riesgos derivados de desastres naturales reside en empoderar a la próxima generación con habilidades esenciales para la prevención, la respuesta ante emergencias y la recuperación post crisis. Estos jóvenes serán los líderes del mañana, encargados de desarrollar infraestructuras más robustas y seguras, generar soluciones innovadoras y fomentar una mayor conciencia en la sociedad. Nuestra tarea actual es concienciarlos, involucrarlos, integrarlos y asegurar que cuenten con las competencias y conocimientos necesarios para lograrlo. Solo una juventud informada, preparada y empoderada podrá contribuir a un futuro más resiliente y seguro para todos.