Renovación constante en el proceso chino
El avance experimentado por China en las últimas cuatro décadas continúa marcando un camino de modernización que impacta no solo en lo económico, sino también en lo social, político y cultural de manera constante.
Ahora, el enfoque se centra en un crecimiento de calidad que busca generar un impacto social más significativo. En los próximos años, con la mira puesta en el centenario de la República, se busca alinearse con los estándares internacionales más exigentes y brindar a toda la población niveles superiores de bienestar.
Desarrollo sostenido y bienestar social en China
China ha logrado no solo un notable crecimiento en términos productivos, científicos y técnicos, sino que también ha generado altos niveles de bienestar social de forma constante. Incluso antes de las reformas y la apertura de 1978, el país iniciaba un proceso que, con sus altibajos, ha llevado a la eliminación de la pobreza extrema entre sus 1412 millones de habitantes, según el Banco Mundial.
El aumento en la esperanza de vida de los ciudadanos chinos, el considerable aumento de la inversión en salud y educación por parte del gobierno, y la mejora en las tasas de mortalidad materna y neonatal son signos tangibles del progreso social y humano experimentado en el país.
Éxito en la producción agrícola y urbanización
El sector agrícola chino ha experimentado un crecimiento significativo, pasando de una producción total de cereales de 163,92 millones de toneladas en 1952 a 650 millones en 2023. Esta transformación ha contribuido no solo a aumentar la producción sino también a combatir la pobreza en las zonas rurales.
Por otro lado, la rápida urbanización de China ha sido un fenómeno notable, con el porcentaje de población que reside en ciudades aumentando de un 17,9% en 1978 al 60% en la actualidad. Este crecimiento urbano se ve reflejado en la creación de millones de empleos en entornos urbanos, impulsando la economía y el desarrollo social del país.
Modelo de desarrollo inclusivo y global
El impacto de China no se limita únicamente a los aspectos económicos, sino que se extiende a lo social, con un modelo de desarrollo que busca la inclusión y coherencia con iniciativas globales de desarrollo. Este enfoque ha permitido que China se posicione como un agente de transformación a nivel mundial, generando impactos positivos en la sociedad y en la economía global.